No será ni la primera ni la última vez que se escriba sobre
Príncipe Alfonso. La realidad que se vive en las calles de
una barriada deprimida por múltiples problemas es
información fresca, esa que apela al interés humano, la de
manual de carrera.
Pero no solo pobreza hay en Príncipe Alfonso, también hay
ganas de salir hacia arriba, de ver la luz y avanzar igual
que el resto. Poco a poco lo intentan y cada vez son más los
niños, jóvenes y mujeres que acuden a los talleres de
alfabetización y de nuevas tecnologías que se imparten en
una de las joyas de la barriada: el Polifuncional. Todos
ellos saben que el futuro les puede deparar algo bueno y se
esfuerzan en quitarle los argumentos a aquellos que piensan
que no hay salida.
Estampas
En la entrada del Polifuncional una joven de 17 años le deja
claro a un Policía Local que a pesar de su edad tiene una
“mentalidad de mujer”. Más allá varios jóvenes sentados en
un bordillo miran sin mirar porque nada tienen que hacer.
Las mujeres venden frutas y verduras en una calle larga y
estrecha que desemboca en una plaza donde los mayores
charlan durante horas mientras fuman de sus pipas y toman un
café o un té. Las callejuelas, que bien podrían ser de un
laberinto sin salida, guardan historias de todo tipo. Bilal
de 10 años se acerca a nosotros, bajo la atenta mirada de su
tía, y se presenta, luego lo hace con sus primos Sufian y
Salma, a los tres les llama la atención la cámara del
fotógrafo. Puede que su ingenuidad les haga fiarse de
nosotros, algo no muy común cuando hablamos de periodistas.
Algo lógico cuando la imagen de esta barriada sólo aparece
en los medios para ser maltratada.
Todas estas estampas configuran la realidad de la barriada
en la que no se vive a gusto de todos. Así lo hace saber un
hombre de mediana edad que imagina que somos periodistas:
“aquí viven bien los que tienen una casa ahí arriba, yo solo
tengo un barracón en el que dormir con mi familia”. No es lo
único que no comprende, también le molesta la edificación
incontrolada de “los que pueden”: “con esta manera de crear
viviendas estamos desprotegidos ante cualquier catástrofe,
¿qué pasaría si hubiera un incendio en medio de la
barriada?; ¿o si existiera una emergencia sanitaria?;
¿porqué un mayor con dificultades no puede acceder hasta la
puerta de su casa sin problemas?”. Estas preguntas rondan
por la cabeza de muchos vecinos del Príncipe.
Problemas
Los problemas de la barriada son múltiples. El paro es una
de las mayores lacras de la Ciudad Autónoma que alberga una
de las mayores tasas de España. Pero esta situación se
acentúa mucho más en el Príncipe donde la mayoría de sus
jóvenes se encuentran en situación de desempleo: “no tenemos
trabajo, ¿entonces qué hacemos?”, se pregunta un chaval de
la barriada que pasa muchos días en blanco a la espera de
que un trabajo pueda ayudar la situación económica familiar.
En algunos casos esta situación lleva a algunos jóvenes al
‘menudeo’ de hachís, imagen de la que muchos quieren
desprenderse.
La vivienda también es un problema de la barriada que sufre
una situación de “ilegalidad”. El pasado mes de junio el
gobierno de la Ciudad Autónoma llegó a un acuerdo con UDCE y
PDSC para dar los pasos “pertinentes” para que en los
próximos Presupuestos de la Ciudad se incluya una partida
que permita ejecutar y desarrollar el proyecto de
urbanización de la barriada, toda vez que en septiembre de
2002 se aprobó de manera definitiva el Plan Especial de
Príncipe Alfonso, que estaba llamado, entre otras cosas, a
regularizar las viviendas. Además, el Gobierno se
comprometió a establecer “las condiciones pertinentes” que
permitieran el acceso a la propiedad sobre los solares
construidos en esta barriada que sean susceptibles de ser
legalizadas, de acuerdo con el Plan Especial y el proyecto
de urbanización. Desde el Príncipe se esperan estas
actuaciones como ‘agua de mayo’ porque muchos vecinos
carecen de la sensación de propiedad que las personas
necesitan para cuidar lo suyo. Además la falta de
urbanización que existe en la barriada ha creado un caos que
ha convertido a las calles del Príncipe en una maraña de la
que cuesta salir si no se es conocedor de ellas.
El improvisado ayudante del cartero comenta que “es
imposible que en estas calles trabaje alguien que no conoce
la zona”, y así lo reafirma Hassam, un vecino: “sino fuera
por ellos las cartas no nos llegarían”. En muchas ocasiones
las calles sin nombre se entrelazan con casas sin números
que hacen imposible conocer por donde se camina.
Lucha
El presidente de la barriada, Laarbi Mohamed, una de los
personajes más públicos y queridos entre la vecindad, espera
que pronto se lleve a cabo el Plan Especial de Actuación en
Príncipe Alfonso, y de esta forma “paliar muchas de las
carencias que sufrimos”. Los principales problemas de la
barriada se encuentran en las infraestructuras básicas, “una
vez que se mejore esto el Príncipe cambiará. La inversión
que desde la Ciudad y Delegación del Gobierno harán es muy
importante para nosotros, pero se está retrasando ya que el
Plan lleva proyectado desde el pasado mes de noviembre”.
Laarbi también agradece la labor de los voluntarios de la
brigada cívica cuya misión es impartir educación
entre los más jóvenes para que no se vuelvan a cometer
errores.
“Son chavales del barrio que están cumpliendo una labor
excelente entre todos los vecinos de Príncipe Alfonso”.
Laarbi también comenta que el Príncipe no hubiera llegado a
esta situación si la Ciudad no hubiera “marginado” durante
tanto tiempo a la barriada: “los fondos se gastaban en
arreglar el centro o construir el Parque Marítimo del
Mediterráneo. Si se hubieran preocupado más de nosotros las
cosas serían muy diferentes”.
Y eso es lo que siguen intentando los vecinos, que las cosas
cambien, que exista un futuro para los niños del Príncipe.
Que la calle solo sea un patio de recreo donde los niños
disfrutan como niños y no donde intentan ganarse la vida
como hombres. Que las noticias sobre Príncipe Alfonso sean
que no hay noticia porque la normalidad sea la tónica en sus
calles.
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