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OPINIÓN - DOMINGO, 16 DE JULIO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Salve, Estrella de los Mares
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¡ Y como es la Virgen del Carmen! Esta Virgen , morena por mil soles, a la que seguimos cada 16 de julio en una procesión festiva y barroca, donde las sirenas de los barcos y los cohetes que lanzan los pescadores desde sus barcas, ponen el acompañamiento musical a los acordes de la Salve Marinera que es himno de gaviotas y de mares opalescentes, de vientos de levante y de atardeceres entre mares ( no quiero decir entre la mare que parió a los ateos y la mare que parió a los laicos de salón, sino entre mar y océano).

Por cantarle a Nuestra Señora en un artículo con sabor marinero me pusieron los puntos en mi anterior periódico y se dedicaron a putearme salvajemente porque mi anciano esposo, ese de quien digo, conmovida y emocionada “Es un Hombre de Dios, Virgen del Carmen, y no le merezco, así que ¡llévatelo!”, pues el viejo pintor plasmó en un lienzo a una Estrella de los Mares que era una dulzura y se lo regaló a la Cofradía de Pescadores de Marbella en un emotivo acto a pié de imagen ¡pechá de llorar! ¿Qué si soy una iconoclasta? Pues sí y a tope, creo firmemente, como cristiana, que las imágenes son potentes receptores-transmisores que teletransportan las plegarias hacia el buen Dios.

¿Qué les cuente el acto? Pues llegamos con el lienzo que era inmenso, tal y como nos lo pidieron los pescadores que llevaban tiempo ahorrando para pagarles a las monjitas de Ronda los bordados en oro de un estandarte de esos que ustedes llaman “sin pecado”. Tras de nosotros llegaron el entonces alcalde, Julian Muñoz y la Pantoja que ejercía de alcaldesa y se pusieron a hacerse fotos con el lienzo sin enterarse de que iba el tema, hasta el punto de que, por sus dimensiones, un periodista reflejó en una revista del corazón que se trataba del cartel anunciador de las fiestas del Carmen.

Luego tuvieron que pasar dos años hasta que, un día como hoy, nos reuniéramos en la iglesia de la Encarnación de Marbella para proceder al descubrimiento del estandarte finalizado, una obra barroca finamente hilada y trenzada por los querubines, aunque las monjitas rondeñas se pusieran la medalla. Fue un acto hermoso donde los pescadores, que aquí se llaman marengos, cantaron la Salve con voces de sal y de oleaje antes de sacar a Nuestra Señora para pasearla por la bahía a bordo de un barco, como manda nuestra tradición y nuestra hermosa cultura.

Yo me privo por las procesiones marinas, que aquí empiezan a esa hora en la que, el mar, adquiere una calidad nacarada, como el vientre de una caracola, envidio a los marengos que, ataviados con el calzón negro, la camisa blanca arremangada y el fajín rojo, se meten en la mar hasta la rodilla y colocan a la Virgen del Carmen sobre la jábega, esa embarcación fenicia que aún utilizamos y que lleva los ojos de la suerte dibujados. Jábega festiva, presidida por la Señora y por el sacerdote que bendice las aguas, los marengos reman a la par ¡quien pudiera transportar la sagrada imagen! Y en medio de nuestra bahía malagueña se juntan dos Señoras, la de Pedregalejo y su corte de barcos y barquichuelas salpimentada por yatecitos y la del Palo con el comité de jábegas y de barcas y en ese frente a frente de las dos Vírgenes hay tanto júbilo y suena tan hermosa la Salve Marinera que, desde la orilla, los devotos la entonamos y nos arrodillamos mientras los guiris también se arrodillan y echan fotos y se emocionan porque van medio borrachos y porque en la noche mágica de julio se palpa la pura España Cañí, esa que tiene alma de pasodoble y que ama lo suyo, tradiciones, religión y cultura íntimamente entrelazadas y siendo un todo que conforma alma y espíritu.

¿Y como es la Virgen del Carmen procesionada en Cádiz? ¿Y en Huelva? ¿Y las dos Vírgenes morenitas ceutíes? Ruta del Carmen, marinera y salobre frente a la árida ruta del Quijote, vientos racheados de levante frente a molinos de viento… No hay color. Y no hay calor. Los meridionales somos de esta leche, apasionada , frente a la seriedad castellana y preferimos la voz ronca de los hombres de la mar entonando la salve que la musicalidad de los laúdes y las mandolinas en el teatro antiguo de Almagro. Aunque todo, lo uno y lo otro es “lo nuestro” y en nuestra diversidad espiritual está nuestra riqueza intrínseca y se palpan las hondas raíces de nuestra fe.

Para mi es importante escribir tarareando el “Salve, Estrella de los Mares” y saber que no me lo van a censurar en nombre de una pretendida aconfesionalidad de los cojones y es una dicha ser libre de creer y decirlo, de sentir y contarlo, de jalear y cantarlo. De buena tinta de calamar se lo digo, porque me echaron de mi trabajo por ser católica y atreverme a manifestarlo, en los ateos, la libertad acaba donde empiezan sus putos fantasmas personales. Que no en los moros, que con amigos de Rabat he presenciado la salida de la Estrella y se han conmovido conmigo y han dicho ¡que guapa! Tal vez porque presumen que, la serena belleza de María, esa mujer judía que acuna a su Niño sabiondo, es patrimonio de todas las grandes religiones monoteístas y que la belleza en estado puro, la espiritualidad y los espetitos de sardinas, a todos complacen bajo la luna que a todos alumbra.

Esta noche seré marengo y remaré con el corazón paseando a mi Señora por el Mediterráneo y mis hijos también lo serán y los hijos de mis hijos, porque ya no es religión, es cultura y es Historia. La nuestra. Salve, Estrella de los Mares…
 

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