Con el conocido título de uno de
los artículos más satíricos de Larra puede resumirse la
visita que la delegación de la Ciudad Autónoma realizó a
Madrid para reunirse con el director general del Imserso. La
consejera de Sanidad y Bienestar Social quería debatir sobre
urbanismo y vivienda; sobre el Estatuto Básico del Empleado
Público (E.B.E.P); de la gestión de políticas activas del
plan de empleo y de los servicios del Imserso y el déficit
en el área de menores en Ceuta. Y lo que recibió, según
resumió Yolanda Bel, fue una clase magistral sobre la Ley de
Dependencia, que no está mal, pero es como cuando esperas
que los Reyes Magos te traigan la ‘Play Station’ y te
regalan un ‘tragabolas’. Entretiene pero no es lo esperado.
Ceuta quería poner sobre la mesa cuestiones que renquean
desde hace tiempo pero no hubo posibilidad de hacerlo: el
orden del día del que disponía el director del Imserso no
era en absoluto el que traía la delegación ceutí. No hubo
grupo de trabajo y no se pudieron tratar los asuntos
previstos. Porque, según la única conclusión que se sacó en
Madrid, las cuestiones son competencia del Ministerio de
Hacienda, el de Administraciones Públicas -que era quien
había remitido a la delegación al propio Imserso-. Vuelva
usted mañana. O mejor quédese a dormir, porque son
ochocientos kilómetros ida y ochocientos, vuelta. Decepción
para la consejera y decepción para los ceutíes que tendrán
que esperar a una nueva reunión del grupo de trabajo. Y
encima la consejera, que destacó el gasto innecesario del
viaje hasta la capital del país, descubrió que Ceuta iba
retrasada en el seminario sobre la Ley de Dependencia: no
avisaron a la Ciudad Autónoma, hasta en cuatro ocasiones, de
que tenía clases presenciales con el resto de las
autonomías. “Esto es como la pescadilla que se muerde la
cola”, explicó la portavoz del Gobierno en su comparecencia
de los viernes. Aunque a este ritmo se la va a comer. Larra
era alérgico.
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