Cuando Morgan Spurlock decidió alimentarse únicamente en
McDonald’s durante un mes, los médicos y nutricionistas
pensaron que no sobreviviría.
Sin embargo, no sólo resistió, sino que ganó un sinfín de
premios gracias al documental ’Super size me’ que
evidenciaba, como pocas investigaciones, los malos hábitos
alimentarios del mundo desarrollado.
Aunque el documental fue archivado en el género de la
ficción, la realidad supera las cifras comentadas por el
intrépido periodista. Y las pasa con creces.
El 16 por ciento de los niños españoles son obesos -aunque
algunos estudios indican que sólo es el 10-, cuando hace 20
años sólo lo era el 5 por ciento.
Según una investigación del Consejo General de Colegios
Farmacéuticos, publicado en el último número de ‘Panorama
Actual del Medicamento’, los niños obesos tienen grandes
probabilidades de convertirse en adultos con problemas
ortopédicos, dermatológicos y psiquiátricos.
Uno de los mayores errores, ampliamente comentado por los
nutricionistas, es el hecho de pensar que el niño ‘gordito’
está sano y que cuando crezca dejará de estar así.
El estudio subraya que cuando un niño mayor de 6 años
mantiene cierta obesidad, su probabilidad de seguir
acuciándola en un futuro es del 50 por ciento. En la
adolescencia las posibilidades aumentan hasta un 80 por
ciento.
Lo que algunos expertos ya denominan ‘epidemia del mundo
desarrollado’ encuentra sus orígenes en los cambios del modo
de vida, el sedentarismo, la amplia oferta de comida rápida
-y su bajo coste- así como la velocidad de una sociedad
donde siempre vamos con prisas. El estrés, como la falta de
sueño, hacen que el niño engorde.
Debido a la importación del modo de vida americano, la
herencia de sus enfermedades podrá palparse con la misma
evidencia. En Estados Unidos, según el estudio, la obesidad
infantil ronda el 30 por ciento.
El informe recuerda, por otra parte, que los kilos de más
implica una esperanza de vida más corta, un aumento del
riesgo de padecer gota, hígado graso, artrosis,
insuficiencia venosa periférica y riesgo cardiovascular,
entre otras enfermedades.
Para combatirla, sólo es necesario cuidar la dieta y
potenciar el ejercicio físico. No hay otros milagros.
|