Cuatro días de conexión
ininterrumpida a la red, el canal de comunicación que marca
la diferencia entre quien sabe usarlo y quien no, entre
quien dispone de él y quien no sabe siquiera qué es chatear.
Ceuta ha repetido y esta semana ha celebrado la III edición
de la L@n party, la gran fiesta de los internautas, donde lo
importante es mantenerse conectado, jugar en tres
dimensiones o entablar amistad por cable con un joven de
Singapur. Es la magia de lo instantáneo, la espectacular de
saber que existe un puente capaz de unir a personas que
viven a 10.000 kilómetros de distancia pero son capaces de
saludarse todas las mañanas a través de un computador. La
experiencia tecnológica ha finalizado con buen sabor de boca
para organizadores y participantes. Una de las claves:
además del ‘ordenata’, los jóvenes han podido utilizar las
piscinas y servicios del pabellón Díaz-Flor. Un poco de
tecnología, un poco de ejercicio, un poco de realidad
virtual, una pizca de contacto humano. Ese acierto puede
trasladarse a la vida real. La magia de las tecnologías se
mezcla con la cotidiana: la suerte de tener un amigo en
Singapur y la de tener otro en el portal de al lado.
Trescientos jóvenes se han sentado desde el jueves hasta
ayer en sus sillas y han conectado consigo a cientos de
personas. La exploración de la red ha sido su misión
prioritaria aunque también ha habido tiempo para disputar un
campeonato de ping-pong, para echar una cabezada en las
colchonetas, para intercambiar el número de teléfono con el
internauta vecino o para mostrar las creaciones
particulares. En la L@n party se han podido ver ordenadores
convertidos en la nave de ‘La Guerra de las Galaxias’ o
máquinas con las tripas fosforitas desparramadas por la
mesa. Una verdadera fiesta para los navegadores incansables
que saben que un partido en el ‘ISS Pro’ es tremendo, pero
que no se hubieran perdido la final entre Italia y Francia
en el Estado Olímpico de Berlín.
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