He tenido que darle el esquinazo
al tío pesado que, cada día, me pregunta si, Javier Arenas,
sabe esto o lo otro, me canta “olivareros de Jaén” y me
habla de Andujar y de llevarselo calentito, poniendo una
agencia de publicidad.
Por cierto, hablando de Javier Arenas, he recibido una
cariñosa misiva del único de su familia que conozco, en
Sevilla, y al que le tengo un gran afecto, mi gran amigo
Manolo Olivencia. Gracias, Manolo, por cuanto me dices en
ella.
Pero, a pesar de todo, este tío pelma no me chafa hoy el
artículo con todas esas historietas que me está contando.
Aunque tengo que reconocer que, a pesar de que me trae sin
cuidado, el tío sabe mucho más de lo que, de momento, me
está diciendo. Mira qué si es una buena historia digna de
ser contada, bien contada. Igual, un siglo de estos, me
siento con él, con toda tranquilidad y le pido que me la
cuente, pero sin andar por las ramas y servidor, como es su
obligación se la cuenta, a todos ustedes, cuando las
elecciones estén cercanas.
Así que, sin más rodeos y esperando que tío pejiguera no
haga su aparición, vamos a hablar de la feria que es, de
momento, lo que más cercano tenemos en el asunto de las
fiestas patronales.
Los palos, esos que aguantan el alumbrado eléctrico, siguen
sin que servidor los veas levantarse. Con la ilusión que me
produce el verlos elevarse hacia el cielo porque es, en ese
momento, cuando dan comienzo los trabajos para preparar el
recinto ferial.
Servidor, todo hay que decirlo, tiene una situación
privilegiada para ver y comprobar cuanto se realiza en el
recinto ferial.
A veces pienso, ya sé que lo mio no es pensar que eso es
cosa de la grandes “lumbreras” de esta tierra, que tengo el
mismo privilegio para enterarme de todo cuanto pueda ser
noticiable y que, algunos “listillos” por, propio interés,
ocultan porque no sabrían cómo explicarselo a las bases de
su partido y ni te cuento, serrana del alma, al pueblo de
Ceuta.
Pienso, otros alfalfa, que debe ser cosa de todo eso que me
enseñó la mejor universidad del mundo, la calle.
Esa universidad me enseñó, entre otras coas, a ser intuitivo
que es algo que va relacionado con la inteligencia de cada
quisqui. Soy una jartá de intuitivo. ¡Peazo de pegote me
acabo de marcar!.
El ser intuitivo, te da la suficiente capacidad, para tú
estar de vueltas cuando otros van de camino.
Además, a ese carácter intuitivo, tengo que añadir, porque
es cierto, la enorme cantidad de amigos que tengo repartidos
por toda España y que, a la primera de cambio, se sirven
enviarme cuantos datos necesite de cualquier bicho viviente.
Y ante esto, uno cree que no debe ser tan malo, ni portarse
tan mal con el personal cuando, a ese personal, le falta
tiempo para enviarme todo cuanto quiera saber, sea de quien
sea.
Igual, amigo guardia, pues me tengo ganado el cielo y,
servidor, sin enterarme. Al infierno desde luego no voy a
ir, por más que se empeñen algunos analfabetos haciéndome
una publicidad de aquí te quiero ver. Cosa que me paso por
el forro de los pantalones. A esa publicidad me refiero
Y no voy a ir al infierno, por más que se empeñen esos
personajillos, politiquillos del tres al cuarto,
sencillamente, porque me he enterado, bien enterado de que
el infierno no existe.
Igual, como están las cosas como están, me voy al cielo,
antes que muchos de esos meapilas de pacotillas y, además,
con las cuentas bien claras para que no haya duda alguna.
¡Ele, no se pué aguantá, voy a ir la cielo!.
Nada,que no hay forma, que quería escribir sobre los palos
de la feria y me voy, de nuevo por los cerros de Ubeda.¡Dita
sean las patatas en amarillos con fideos gordos y jureles
fritos del día anterior!.
Que digo yo, si es que puedo decir algo, que desde mi
particular punto de vista, personalmente y en persona,
contando los días que quedan para la feria, que la cosa van
con cierto retraso. Me tengo que hablar con mi amigo, Carlos
García Bernardo, para que me dé alguna explicación y, de esa
forma, quedarme tranquilo.¡hay que ver la perra que he
cogido con la feria!
¡Dios mio, el pejiguera!. ¿Dónde me meto para qué pase de
largo?.
Hola, amigo, por qué trataba usted de esconderse o hacerse
el tonto para no saludarme. ¿Le he hecho algún daño?.
No señor, usted, no me ha hecho ningún daño ni yo, por
supuesto he intentado esconderme para evitarlo.
Por favor, amigo mío, no mienta porque se le nota mucho.
Usted no sabe mentir.
Lleva razón, perdone, pero es que, la verdad, si me pongo a
charlas con usted, no puedo escribir de lo que quiero
escribir, que es de la feria.
No olvide, amigo mío, que cada uno cuenta la feria cómole
va.Y me sé de algunos que la feria les va a ir bastante mal,
sobre todo si tienen que dar explicaciones, a sus bases e
incluso al pueblo de Ceuta, de ese increíble fichaje de un
político de la izquierda por la derecha. ¡Ozú, quillo!.
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