Cuando las barbas de tu vecino
veas cortar pon las tuyas a remojar. Un sabio refrán que se
hizo efectivo en el pasado mes de septiembre cuando tras el
masivo asalto de Melilla, fue Ceuta el punto posterior en
que se fijó la inmigración ilegal.
De nuevo dos muertos empañan la supuesta labor de control de
la inmigración ilegal a la que Marruecos se había
comprometido con España y con la Unión Europea. A Marruecos
se le han ¿escapado? unos sesenta subsaharianos en la
madrugada del domingo.
Los supuestos perímetros tanto de Melilla como de Ceuta
están vigilados por la gendarmería marroquí y por miembros
de su ejército regular. Es más, en una alarde de
‘colaboración’, los marroquíes han cavado una longitudinal
zanja, a modo de línea ‘maginot’, para complicar la tarea a
los asaltantes a lo largo de los kilómetros que separa
geográficamente España de Marruecos, o lo que es lo mismo,
Ceuta y Melilla del vecino país.
¿Qué ha ocurrido pues?. ¿Pedirá explicaciones el gobierno
español al marroquí y le recordará sus compromisos no sólo
con España sino con la UE?.
En mitad de la intensa OPE en la que cientos de miles de
marroquíes cruzan nuestro país de ida y vuelta con todo un
inmenso operativo estatal en el que el Gobierno de España
coordina con sus recursos el que los marroquíes emigrantes
realicen una travesía cómoda, rápida y bien servida, resulta
cuanto menos extraño que Marruecos no pueda -en todo caso
como contrapartida al esfuerzo español- controlar a los casi
200 inmigrantes que se habían asentado en los montes
próximos a Melilla.
Es de suponer que Marruecos tirará de las orejas a quien
deba, en función de la responsabilidad encomendada a los
mandos de la seguridad en aquel país para el control de la
inmigración, y procurará que estas situaciones no se
repitan, salvo que barrunte pedir una nueva rascada de los
bolsillos español y europeo.
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