Sandalias por los suelos, camisetas esparcidas en los bancos
que normalmente se destinan al reposo del consumidor agotado
y carteles inmensos sobre las vitrinas anunciaban ayer el
inicio de las rebajas más esperadas del año. Los comercios
de la Ciudad Autónoma comenzaron su temporada de descuentos,
que permanecerá hasta el 31 de agosto, con menos rebajas de
lo esperado. Un 20 por ciento de media.
En el centro comercial Parque Ceuta, la diferencia en las
reducciones puede hacer ahorrar al consumidor hasta veinte
euros en el sector de la lencería. Aquí, la rebaja de la
ropa interior oscila entre el 60 y el 20 por ciento,
dependiendo del comercio. La gerente de uno de ellos, Loli
Molina, intuye un próximo mes lleno de ventas.
Unas espectativas alagüeñas que, en general, comparten casi
todos los sectores, incluso los que no se han subido al
carro de las ofertas.
La electrónica e informática, por ejemplo, no ha incluido
ninguna variación en el precio de sus artículos. “Mi jefe
nunca ha hecho rebajas, que yo sepa”, comentó uno de los
empleados. Agunos de estos comercios prefieren disminuir sus
precios en la época navideña, sobre todo por la venta de
ordenadores familiares.
El lujo no sale barato
Las tiendas de perfumería, joyerías o complementos apenas
han hecho grandes descuentos. De hecho, algunas de ellas
optan por no empapelar sus escaparates con los atrayentes
anuncios. Sin embargo, esto no impide que vendan como las
otras. “La gente, ya que viene a las rebajas, entra”,
comentó la dependienta de una conocida tienda de perfumes
ceutí.
Tampoco las gafas de sol graduadas o las gargantillas de
perlas tienen más de un 10 por cineto de descuento. Por el
contrario, suelen encontrarse colocadas junto a coloridos
pañuelos con bajadas de hasta un 40 por ciento.
En cuanto al etiquetado, éste se mantiene idéntico durante
la temporada estival. Junto a la información de la prenda,
el comprador encuentra una pegatina que indica el nuevo
precio, debajo del antiguo, que facilita la comparación.
Las reglas del juego comercial siguen siendo las mismas.
Casi ningún comercio devuelve el dinero si el producto no
satisface al cliente, pero sí le da un vale u otro artículo
de la tienda. “Esto se hacía también antes de la rebajas”,
indica una dependienta mientras dobla paciente un montón de
biquinis revueltos.
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