El director provincial del MEC en
Ceuta, Juan José León Molina ha mostrado su especial interés
en que la intimidad de los menores y su imagen queden
especialmente protegidas en el ámbito de las nuevas
tecnologías.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de las ‘travesuras’
por llamarlas de algún modo, se producen en el entorno de
los institutos de enseñanza secundaria. Son actos vandálicos
los que se graban con las nuevas tecnología y se distribuyen
vía móvil para sorna, sirviendo de escarnio “popular”.
Bofetadas, palizas y un sinfín de acciones que atentan a la
dignidad son distribuidas desde el más puro anonimato sin
que las autoridades puedan, de momento, frenar esta macabra
tendencia.
Los jueces, en principio, no tienen armas con las que atacar
estas práctivas y, por tanto, el aparente vacío legal debe
quedar contemplado desde el poder legislativo de tal modo
que los magistrados cuenten con instrumentos desde donde
enjuiciar acciones que deben ser tajantemente erradicadas.
La sociedad actual que marcha tan rápida en su evolución, no
parece tomarse el tiempo adecuado en la educación en valores
de su propia base (los menores). Sólo el aburrimiento
conlleva prácticas tan negativas entre unos jóvenes que
aparentemente muestran su lado más radical contra todo tipo
de normas esablecidas.
De momento, y en lo que afecte a los jóvenes, la Fiscalía
debe tomar buena nota y dar cuenta de cómo va a actuar para
intentar poner coto a semejantes aberraciones. Las hay de
todo tipo -las aberraciones queremos decir- y sólo con la
publicidad de medidas a adoptar por la Administración debe
ser, en principio, suficiente como para que esta práctica
comience a remitir. No es nada edificante ni mucho menos
este tipo de prácticas y los padres ya tienen, hoy por hoy,
otro motivo de preocupación con sus hijos. La actuación del
Estado debe ser inminente para proteger a la ciudadanía de
esta novedosa modalidad delictiva.
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