Una fuerte lumbalgia impidió que uno de los operarios de la
empresa constructora que trabaja en la obra de la Manzana
del Revellín pudiera sostenerse por sí mismo y avanzar un
sólo paso. El hecho de que este severo dolor repentino se le
produjera cuando se encontraba en las zonas altas de la
construcción, en concreto en un andamio obligó a sus
compañeros a dar el aviso de socorro.
Un aviso a los bomberos pareció la mejor opción, a la vez
que al 061. Así, un camión escala del Servicio de Extinción
de Incendios acompañado de otra unidad lanzadera llegaron al
lugar en torno al mediodía.
Imposible la escala
Una vez en el lugar, los bomberos comprobaron la
imposibilidad de acceder con la escala, de modo que
pertrechados con un colchón de vacío intentaron acceder al
andamio para inmovilizar al obrero. Dado que este método
resultó imposible por la limitiación de espacio físico que
ofrecía el andamio, los bomberos procedireon a descarnar
parte de la estructura al objeto de ampliar el espacio de
salida. Pese a todo, finalmente dos camillas, una clásica de
tijera donde tumbaron al accidentado y otra debajo
perfectamente amarrada con la superior, sirvió para no sin
esfuerzos, ir bajando al operario dañado a través de las
típicas escaleras de obra plagada de recodos y peldaños
irregulares.
Una vez abajo los servicios médicos, llegados en ambulancia,
trataron al afectado con calmantes y antiinflamatorios.
La situación provocó la evidente curiosidad ciudadana en
torno al operativo desplegado tanto por bomberos como por el
061 en pleno centro de la ciudad.
En efecto, la actuación desarrollada necesitó de mucha más
enjundia en proporción con la dolencia padecida por el
trabajador.
La complicación vino añadida como consecuencia del lugar
donde sucedió el problema del operario: Un andamio a más de
diez metros de altura con un acceso de salida de emergencias
complicado por lo angosto de las escaleras.
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