Aunque queda alrededor de un año para que dé sus primeros
pasos, la Ley de Dependencia ya ha comenzado a caminar, ante
todo porque supondrá una gran movilización de los servicios
públicos, la creación de nuevas infraestructuras y la
‘actuación estrella’: la determinación de nuevas
retribuciones a quien dedique su tiempo en el cuidado de un
familiar o conocido con discapacidad. La normativa es sólo
un anteproyecto. Pero prevé la creación de un Sistema
Nacional de Dependencia, una propuesta que pretende
convertir la asistencia en un derecho universal y
sustentando por la administración central. La medida
contempla a tantos ciudadanos, a tantos servicios y
tantísima coordinación que parece una ilusión óptica en
febrero de 2006. Tras la última Conferencia Sectorial de
Asuntos Sociales, las autonomías han sentado un acuerdo base
sobre el ‘espejismo’. El ministro Jesús Caldera, -Trabajo
abordará el desarrollo de la legislación-, manifestó en
enero su satisfacción por el acuerdo de mínimos alcanzado en
el encuentro. La consejera de Sanidad y Bienestar Social,
Yolanda Bel, hará público el contenido del encuentro en el
pleno local de hoy. Para alrededor de 1.500 ceutíes, la Ley
de Dependencia supondrá un cambio en su día a día.
Comienza a soplar el aire asistencial
“Nace el cuarto pilar público”, indica Raquel Miaja,
responsable de Asuntos Sociales del PSOE de Ceuta. “Y el
máximo garante de que Ceuta participará del mismo es el
Imserso”. Antes del primer encuentro sectorial saltó la
alarma sobre la inclusión de las Ciudades Autónomas dentro
de las prestaciones, una cuestión que desde el PSOE quieren
dejar zanjada. Ambas participaron en la elaboración del
Libro Blanco de la Dependencia, un texto hecho público hace
un año, que recoge las aportaciones de los agentes sociales
que se implicarán. El Libro Blanco es un escrito de más
1.200 páginas; es lo más parecido al ‘libro sagrado’ de la
dependencia, porque recoge todos los principios sobre los
que girará la normativa.
El Imserso, como órgano estatal, “pondrá en marcha la
normativa”, continúa Miaja. Y lo hará en un plazo de ocho
años, porque, a juicio del PSOE, lo ambicioso de la ley hace
necesario un desembolso económico gradual. En 2015 se podría
haber llegado ya a una inversión, a nivel nacional, de 12
millones de euros, entre instalaciones, servicios y creación
de puestos de trabajo. Aunque para la ciudad no hay cifras
concretas, el Gobierno estima cerca de 300.000 nuevos
empleos en el país, entre psicólogos, trabajadores sociales,
enfermeros, DUEs, o personal asistencial.
Para comenzar, la discapacidad pasará por un filtro de
categorización para distribuir las ayudas en función de la
pérdida de autonomía y el impedimento para realizar las
tareas cotidianas. El proceso es simple: el sistema
sanitario, el Imserso en el caso de Ceuta, determina si la
incapacitación es moderada, severa o grave; los servicios
sociales configuran un plan personalizado para cada persona;
y el ciudadano recibe prestaciones acordes, ya sean
personales o económicas, a sus necesidades: ayudas
mensuales, inserción en programas de rehabilitación,
asistencia a centros de día o facilidad en el acceso a una
residencia. Lo que supone la Ley de Dependencia es que los
centros residenciales no sean la única solución, sino que
haya pasos intermedios que permitan a la familia desahogar
su tiempo, evitando casos de desestructuración familiar no
deseados.
Porque el cuidador informal –en el 83% de los casos mujeres,
con lazos de parentesco, que rondan los cincuenta años-
alcanza hoy en día reconocimiento social, pero no legal. Con
la ley de Dependencia nacerá el concepto de ‘salario-ayuda’,
un dinero que recibe quien cuida de forma periódica pero que
tiene una significación de apoyo. Para recibirlo, la única
condición es el alta en la Seguridad Social; “así, en futuro
se tendrá derecho a una pensión por el hecho de estar
cotizando”, indica Raquel Miaja que repasa el articulado de
un anteproyecto “fruto de la apuesta por la igualdad y la
eliminación de barreras”. Y señala, quizá, lo más
importante: el reconocimiento de una capacitación
profesional del cuidador, quien podrá certificar, por tiempo
y por la asistencia a ciclos formativos, su futura
cualificación. Las mujeres serán las más beneficiadas. La
Ley parece querer traspasar la frontera de la discapacidad y
saltar a la inserción laboral femenina. La mujer sigue
ligada, en mayor medida al hogar y a lo que en él ocurre. No
es extraordinario que sea la ‘hija’ quien se ocupe del padre
o madre; o la madre, de su hijo en solitario. A pesar de que
los roles sociales ya han comenzado a interpretarse
indistintamente, la mujer ha sido la ‘cuidadora no oficial’
de su casa durante mucho tiempo.
Hace tiempo...
El origen de la Ley, explica Raquel Miaja, está en el
programa electoral de José Luis Rodríguez Zapatero. El 23 de
diciembre de 2005 se dio luz verde al protocolo previo, un
texto con un nombre tan largo como su desarrollo:
‘Anteproyecto de Ley de promoción de la autonomía personal y
atención a las personas en situación de dependencia’, 45
artículos que rigen los comienzos de una normativa tan
ambiciosa que la coordinadora socialista indica que “la
gente tal vez no lo crea hasta que no esté en marcha”.
“Pregúntale a cualquiera, la gente no conoce la Ley, y hasta
que no estévigor y se informe de las ayudas que va a
generar, no verás ningún tipo de interés; a la mayoría les
da lo mismo, sólo aspiran a tener trabajo”. María del Carmen
Nieto es promotora laboral y presidenta de Cocemfe Ceuta; su
objetivo primordial es insertar a discapacitados físicos en
el mundo del trabajo porque es “el primer paso” para su
adaptación social. “En realidad hay muchos recursos, pero
los organismos oficiales no ofrecen ninguna información a
los usuarios, la única excepción: el Imserso”. Según explica
Nieto, el miedo habitual entre los discapacitados es perder
las ayudas que perciben, por esta razón, cuando acuden a los
puntos de información surgen los problemas: “la pensión de
viudedad no es compatible con el Imserso, que a su vez
tampoco es compatible con la Renta Activa de Inserción; es
una pequeña laguna de falta de información” entre todos los
interesados, asegura.
Cocemfe Madrid cuenta con influencia legal para enmendar o
apoyar artículos, con esta opción, la comisión de trabajo ha
decidido informar a las conferedaraciones locales sobre la
futura Ley de Dependencia para que se formulen las quejas
pertinentes y puedan opinar sobre el anteproyecto. Aún así,
Nieto se muestra escéptica: “hemos hecho fotocopias de la
ley para entregárselas a los usuarios, pero puedo asegurar
que no se la leera nadie”. Y es que la actitud entre los
discapacitados físicos es unánime: “sólo les servirácuando
sea tangible, una vez esté en funcionamiento y podamos
explicar las ayudas que les puedan atañar”.
María Ortega, pedagoga en Cocemfe Ceuta, contempla la
realidad con los ojos de los beneficiarios: “no les interesa
lo que se vaya a hacer, sólo lo que hay, lo que se vé”.
Nieto añade, “el nivel cultural entre nuestros usuarios es
más bien bajo y tienen una mentalidad muy práctica”. El
famoso pasaje bíblico de la duda de Santo Tomás se revive en
las vivencias de las personas que acuden a la asociación.
“No les importa la formación, ni los cursos, sólo quieren un
empleo, poder contar con las subvenciones actuales y dinero,
básicamente dinero, para sobrevivir”, apostilla Ortega.
Para Nieto la falta de formación laboral es un gran
problema. En Ceuta, “hay muy pocas empresas” que quieran
contratar personas con algún tipo de discapacidad física. Y
si se añade el factor ‘desinterés’ de los usuarios, el
resultado no sólo es negativo, es más bien inexistente. “No
puede haber integración de ningún tipo si empresa y
trabajador no ponen de su parte”. Para una persona con
necesidades especiales es difícil encontrar trabajo, y si no
apuestan por su propia formación, “¿de que sirve la
integración laboral?, plantea Nieto. La asociación ofrece a
sus usuarios para puestos de trabajo en el sector servicios;
‘Hipersol’ y ‘Eulen’ responden al sistema, pero, en general,
“las empresas prefieren pagar la multa que contratar
discapacitados”.
El panorama laboral se muestra complicado; una cadena de
dificultades que, por el momento, no quiere romperse. La Ley
de Dependencia simboliza el eslabón disidente. A un problema
social: una solución social. El anteproyecto supone una
regulación efectiva de la situación de todas las personas
que acuden a Cocemfe; tanto familiares cuidadores como de
los discapacitados a los que asisten. El derecho a percibir
una retribución según la situación personal puede que
devuelva la fe a más de uno.
Al fin y al cabo; mujeres
Nieto asegura que las más beneficidas por la nueva Ley serán
las mujeres. “Es inevitable, sale de dentro, nos obligamos a
estar en casa para cuidar a nuestros enfermos”. La
rotundidad de sus palabras surge de los casos que conoce:
“no recuerdo ningún hombre que esté en la asociación y se
encargue de atender a su familiar”. A lo que Ortega agrega,
“trabajamos dentro y fuera de casa, es un sentimiento de
responsabilidad inconsciente”, la Ley -continúa- “es un
reconocimiento” al género femenino. Aparte de valoraciones
positivas, Nieto señala que la situación de los niños de
cero a tres años está inconclusa. El artículo 5 marca como
requisito tener más de tres años. A su juicio, “el cuidado
total no es real, los niños pequeños son los que necesitan
más atenciones y mientras que en una guardería se dispone
una cuidadora para diez niños, un menor discapacitado
necesitaría una cuidadora para él sólo”, critica.
Cocemfe Ceuta planifica la puesta en marcha de charlas sobre
la Ley de Dependencia, una vez que esté en vigor. “Es lo de
siempre, hasta que no lo veo, no lo creo”. Hasta entonces,
cuidadores y discapacitados esperan a palpar la Ley para
convencerse, ellos romperán la cadena.
|