La política de altura, la
responsabilidad, la seriedad y el respeto hacia la comunidad
en su generalidad con todas sus particularidades, se ejecuta
por quienes olvidan sus estrategias para fines partidistas
en favor de la globalidad de la ciudadanía en su conjunto
cuando de lo que se trata es un hecho tan trascendente como
para que se asienten las bases de las reglas del juego
democrático en las próximas décadas.
Respecto del desarrollo de los trabajos para la presentación
del proyecto de reforma del actual Estatuto de Autonomía,
debe considerarse como de poco edificante las actitudes con
las que se ‘obsequia’ a la institución que representa la
Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta en cuanto los
diputados demuestran no saber diferenciar la dialéctica
subida de tono para la defensa de argumentos más cotidianos
y al uso del juego político, del sentido de lealtad (la
llamada política de cuestiones de Estado) que merece el
diálogo y los trabajos de una comisión destinada a proyectar
el texto que guíe y regule a todos los ceutíes por la senda
de la convivencia y del bienestar.
No parece conveniente, por tanto, una predisposición hacia
posturas próximas a la intransigencia, lo que unido a
comportamientos cercanos a la irrespetuosidad, producen una
sensación ciertamente poco seria y rigurosa.
El futuro de Ceuta pasa por las manos de quienes hoy nos
representan a todos. Todos y cada uno de los miembros de la
Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta juraron o
prometieron servir a los ceutíes con lealtad. Pues bien, el
diálogo y el respeto que se merece el articulado de nuestro
Estatuto es exactamente para lo que hay que emplear, con
todas las fuerzas, la promesa o juramento realizado al
recibir el cordón como representante de la Cámara; como
representante de Ceuta: Lealtad y respeto.
Habrán causas -distintas a estas- por las que ‘Sus Señorías’
podrán montar ‘su espectáculo’ desplegando todo el arte de
la tragicomedia política, pero... el texto de nuestro
autogobierno, Ceuta y los ceutíes no nos merecemos tales
excesos. Un poco de análisis y de reflexión sería una buena
medicina.
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