Hace un montón de años, estando en
mi oficina de Almacenes Tokyo, una mañana se presentó una
chica extranjera, sin apenas tener conocimientos de español
y me entregó un papel, en el que en perfecto castellano, se
podía leer “ Le envió a esta joven para que haga el favor de
escribirle su biografía, pues a pesar de ser muy joven tiene
una gran historia que contar.”
Levanté la cabeza, miré detenidamente a la joven y esta me
contestó “soy nacida libre”, mientras en sus ojos, negros
como el azabache, creí ver brillar una luz de esperanza a su
propia desesperación.
Entre francés y español, le hice saber que yo no me dedicaba
a excribir biografías, a la vez que le preguntaba quién la
había enviado a mi o sino se habría equivocado de persona a
la que tenía que entregarle la nota que portaba.
La chica, en un francés bastante bueno, me hizo saber que la
nota se la había dado un señor y que no tenía dudas de que
era para que me la entregase a mi. Me enseño, nuevamente el
papel y, efectivamente, aparecía mi nombre y el de la
empresa en la que trabajaba.
Insistí para que me dijese quién la había enviado, pero no
tuve forma de enterarme puesto que la chica se negaba,
rotundamente, a darme el nombre de la persona que la había
enviado.
Muchos años después lamenté, en lo más profundo de mi ser,
no haber escrito aunque hubiésen sido cuatro líneas sobre
aquella guapa chica, al verla en la portada de una
importante revista.
Está visto y comprobado en que hay siglos en que no está uno
para nada y, ese fue uno de ellos. ¡Ditan sean las cazuelas
de papas con tomate!.
Si hubiése escrito algo, una simple tontería, una pequeña
historia sobre aquella chica, estaría hoy viviendo del
cuento, tirado en una playa y mirando al sol.
Ojo, que mirando al sol no quiere decir cara al sol, que
esos son otros los que se pasan la vida, engañando a unos
pocos de bobos, a los que les quieren hacer ver que son más
demócratas que nadie pero que, en algunos momentos, se les
calienta la boca, empiezan a decir chorradas, se les cae la
careta de la falsedad y la hipocresía y aparecen tal y como
son unos malos aprendices de dictadores que tratan de
imponer, a todo quisqui, su santa voluntad.
La voluntad y los deseos de un pobre inepto que se ha
creído, en verdad, que es algo importante en la vida. Y es
que la egolatría es algo muy extendido entre los analfabetos
con carguitos.
Ya me lo decía la sabia de mí abuela, “si quieres conocer a
fulanillo dale un carguillo” ¡Cuanta razón llevaba la sabia
de mí abuela!.
Un siglo de estos en el que el disco duro de mi cerebro no
me funcione al nivel que quisiera, me voy a escribir unas
letras dándole un merecido homenaje a mi viejita del alma.
Una vez más, perdonen, se me ha ido el santo al cielo y he
abandonado lo que les estába contando sobre aquella chica, a
la que hoy día, sabiendo quien es, me arrepiento de no
haberle escrito aunque fuese una pequeña historia que me
hubiése reportado, unos buenos beneficios, años más tardes.
Pero está visto que no nací para tener dinero y pegarme un
peazo de vida, de aquí te quiero ver.
Lo mio, desgraciadamente, debe ser otra cosas quizás, por
eso, no me dedico al juego de las “comisiones” o del sueldo
seguro de por vida por apoyar, desde un carguito las
actuaciones de algún que otro empresario intentando, por
todos los medios a mi alcance, evitar el establecimiento en
nuestra tierra de alguna que otra gran superficie. Manda...
la cosa
Manda eso y mucho más, que algunos de los “salvadores” de
esta tierra, se dediquen a engañar al personal currante,
favoreciendo los interese del capital. Oiga, amigo guardia,
lo dijo Quevedo: “poderoso caballero es don dinero”.
Que todo eso de que le paguen una pasta gansa, a uno de por
vida, por los servicios prestados, me parece hasta bien
pero, siempre, que se tenga la dignidad de meterse en muda y
no contarnos milongas, queriendo aparecer, ante el personal
de este mi pueblo, como unos auténticos “salvadores”. ¡Con
esta chusma, Dios nos coja confesados!.
Bueno, tampoco soy millonario, porque me parece repugnante
el asunto ese de dar un ”pelotazo”. Cosa ésta que está al
caer, si Dios no lo remedia o al menos ese es el rumor que
recorre nuestras calles.
No sé, de verdad, qué poder es el que tiene el sillón de
mando, que hasta es capaz de endiosar al más pintado, de
todos los que se sientan en él.
Le iba a contar a un amigo, al que uno le tiene ley de la
buena y, que conste en acta, que no le he pedido nada ni se
lo voy a pedir porque, jamás, pedí nada para mi, esos
rumores que corren por toda la ciudad sobre el equipo de la
AD Ceuta y el estadio de Alfonso Murube.
Pero no me molesto porque, al fin de cuentas, no me va a
hacer ni..caso.
Me reservo, de momento el nombre de aquella chica, mientras
escucho decir algo del “pelotazo” del Murube y a jugar en el
Martínez Pirri.. Rumores.
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