El telefonazo del metijón me
sorprende en la ducha y, por tanto, se ve obligado a llamar
más tarde. Aunque como es de natural susceptible, piensa que
no he querido ponerme al aparato y así me lo insinúa. Luego
me pregunta las razones que existen para que las autoridades
deportivas estén achantadas con el caminar de la Asociación
Deportiva Ceuta y no reconozcan que se han equivocado de pe
a pa con las decisiones que tomaron en su día.
-La verdad, metijón, es que aciertas en lo que dice. Pero
dado que las propias autoridades deportivas se han creído a
pie juntillas sus propias mentiras, les va a costar lo
indecible salir a la palestra y decir que han metido la pata
hasta el corvejón.
-¿Acaso te refieres a esa trola que han ido propalando
acerca de que el equipo está inmerso en una temporada de
transición y que la próxima será otra cosa muy distinta?
-Ese es uno de los errores, entre otros, que están
cometiendo. Pero que les sirve de coartada a profesionales
que en su día arremetieron contra Carlos Terraza estando el
equipo situado en el primer puesto de la clasificación.
-Un momento: yo recuerdo que tú me dijiste que las ideas de
Terraza, en los últimos partidos, daban para poco y nada.
-Cierto. Si bien te conté, detalladamente, en qué se estaba
equivocando el entrenador vasco. Y, sobre todo, fui capaz de
augurarle un fracaso en la primera eliminatoria de ascenso
si no rectificaba su forma de entender el juego del equipo.
-¿Se te ha olvidado que tú saliste en defensa del técnico
cuando esos profesionales le zurraron la badana?
-En absoluto. Mi memoria es, afortunadamente, prodigiosa. Yo
les dije a quienes hablan y escriben de fútbol, que lo que
no entendía es cómo podían criticar sin hacer una exposición
de los errores que el desabrido Terraza estaba cometiendo.
Lo que no se debe decir es que el entrenador es muy malo
porque sí. Pero no sólo de Terraza, sino de ningún otro. Ya
que las críticas hay que argumentarlas.
-Bien, pero lo que estás diciéndome hace inevitable que te
haga la siguiente pregunta: ¿Cómo no publicaste, en su día,
lo que a tu juicio eran fallos que podían acarrear la
derrota en la fase de ascenso?
-Por una razón muy sencilla: el presidente del equipo, José
Antonio Muñoz, no quería, de ningún modo, que el técnico se
sintiera presionado antes de afrontar los partidos del
ascenso. Pues de haberse producido ello, y haber salido la
cosa igual de mal, ya había autoridades deportivas deseosas
de achacarle el fracaso a su intromisión. Y, sobre todo,
porque él pensaba, y sigue pensándolo, que no es de recibo
decirle nada a un entrenador que lleva primero al equipo.
-¿Te sorprendió esa actitud del presidente, en esos momentos
de la temporada?
-Mentiría si dijera que no. Ya que su manera de manifestarse
invalidaba la fama que le habían otorgado de ser un
presidente muy dado a inmiscuirse en la labor de los
técnicos. Por más que sea verdad, y debo decirlo, que Crispi
me lo desmintió rotundamente cuando trabajó para la ADC.
-¿Cuál es el motivo por el que ahora se ve todo de color de
rosa y, sin embargo, cuando el equipo estaba siempre entre
los primeros no se le daba el mérito debido?
-Simple y llanamente, porque hay ganadores que no son bien
vistos. Y José Antonio Muñoz ha demostrado que, como
presidente, es un ganador.
-¿Tanto molesta reconocerle esa cualidad?
-Para muestra un botón: su salida del equipo ha hecho
posible que vuelva al Murube el presidente de la federación,
entre otros cargos de la ciudad. ¿Casualidad? ¿Tirria? Ah.
Piensen lo que quieran.
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