Los números no mienten. Y las cifras registradas en los
libros de contabilidad de las volaterías del Mercado Central
reflejan un volumen de ventas muy similar al mes de febrero
de 2005 y similares también a los resultados de 2004. Parece
que, de momento, la gripe aviar no ha contagiado al mercado
de volátiles.
“Algo sí han bajado las ventas, pero no demasiado. Pero no
sé si es la gripe aviar, el último repecho de la cuesta de
enero o el euro”, duda uno de los volateros del mercado que,
“todavía”, no está preocupado por las consecuencias que
puede tener el avance del virus .
“Pensábamos que iba a ser peor”, reconoce Malik, otro
comerciante del mercado, “aunque, mira, esto está vacío”.
Así es. El pasillo dedicado a los volátiles en el Mercado
Central está poco transitado pese a ser poco más d ela una
del mediodía, y así llevan todo el mes de febrero. “En la
cesta d e la compra, la cuesta de enero llega hasta finales
de febrero. No creo que sea consecuencia de la gripe del
pollo”, dice Malik, para quien la gente, por ahora, está
sólo “un poco mosqueada” ante el vaivén de informaciones y
la sucesión de alertas. “La gente tiene dudas, muchas dudas,
pero sigue viniendo a comprar. Menos, eso sí, pero yo creo
que es como todos los años, febrero siempre ha sido un mes
malo para las ventas”.
Los comerciantes están tranquilos. No es la primera vez que
se enfrentan a este tipo de alertas. “Primero fueron las
vacas locas, luego la peste porcina, ahora la gripe del
pollo... siempre tienen que tener algo en candelero”, dice
un volatero con cincuenta años de profesión a sus espaldas,
“pero la gente ya no se asusta a no ser que les asusten los
periódicos”, dice, no sin cierta ironía.
“La mayoría de los clientes están bien informados y saben
que el virus sólo se contagia mediante el contacto con
animales vivos, pero supongo que tarde o temprano se notará
cierta alarma”, avisa uno de los comerciantes d e la segunda
planta del Mercado central, el dedicado a las carnes.
Igual que en la Península
Todos los comerciantes insisten en que la Ciudad Autónoma
está a salvo. Al menos tanto como el resto del país. “A
Ceuta no le afecta la epidemia especialmente pues aquí no
hay granjas ni plantas de producción”, subraya un
profesional de la pollería, “Nosotros no importamos de
Marruecos y mucho menos de África, la carne fresca de pollo
viene de granjas del Campo de Gibraltar, de la zona oriental
de Andalucía o como muy lejos de Sevilla, vamos, como en la
Península”, tranquiliza este volatero ceutí. eso en el caso
de la carne fresca porque la materia prima congelada llega
de mercados muy alejados del frente afectado por el virus
h5N1: Holanda, Dinamarca, Bélgica o Francia.
El mercado está expectante pero tranquilo, esperando el más
que probable desembarco del virus en España, que Sanidad
fecha para primavera. Mientras, la vida sigue y hay que
seguir despachando muslos, alitas, jamones, huevos,
corazones...
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