El décimo quinto empate de la AD Ceuta, -sí ese equipo que
hoy en día, para verlo arriba hay que darle la vuelta a la
clasificación- ha tenido una guinda especial con la rueda de
prensa de Ramón María Calderé tras el partido.
Si en el pasado mes de diciembre acusó a la anterior
directiva de filtrar informes a los equipos rivales, ahora
ha afirmado con rotundidad que tras las pancartas de
protesta contra la penosa marcha del equipo andaban miembros
de la ex directiva del club y apuntó directamente al ex
presidente y su hijo. Utilizó gran parte de la aparición
ante los medios, no para explicar o analizar las causas de
un nuevo empate, sino para arremeter contra la anterior
directiva volviendo a erijirse en portavoz de unos
dirigentes que por su bisoñez, falta de personalidad y
solvencia en la gestión de un club, se encuentran en manos
de quien sigue autoproclamándose ‘capitán general con mando
en plaza’.
Un técnico que, por su corta escasa trayectoria como
entrenador, jamás hubiéramos imaginado verlo por estos lares.
Esta temporada se han juntado el hambre con las ganas de
comer, y la bisoñez de la directiva se ha visto superada por
la experiencia en ‘mundología futbolítica’ del interfecto.
Un entrenador que ha comentado -a modo de estrategia para
desviar atenciones- las presiones contra el devenir del club
desde el entorno del ex presidente. En este punto cabe
recordarle a Calderé que ni el ex presidente marca goles, ni
su entorno gana partidos.
Un hombre que, desde su posición pierde los nervios con
facilidad -no hace mucho salió al encuentro de un árbitro al
medio del campo- y ha sido expulsado en varias ocasiones, le
está haciendo un flaquísimo favor al prestigio ganado a
pulso temporada tras temporada por la AD Ceuta, con la
anuencia de una directiva que -incongruencias de la vida-
anunciaba a bombo y platillo en el verano que con ella se
iba a “recuperar el prestigio del club”. Han pasado los
meses y ya está bien. Esta directiva, con su inoperancia,
puede acabar por hundir al Ceuta en el abismo de la Tercera
División.
Argumenta Calderé que no ha visto nunca lo que ve en Ceuta,
cuando la realidad es que en Ceuta nunca se ha visto lo que
está ocurriendo esta termporada. Pues... el barco sale todos
los días querido, coja uno y contrátese de listo en otro
club tan mediocre o más como el que ha tenido la suerte de
encontrarse. Realmente, no le veo un mejor futuro que ese.
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