No tengo nada, en absoluto, contra
la ley del tabaco, a pesar de haber sido un fumador
empedernido.
Es más considero que fumar es malo, por lo que desde aquí y
desde ya , ruego que dejen de fumar y verán como haciéndolo
se encuentran mucho mejor, incluso a la hora de subir las
cuestas donde parece que le falta a uno la repiración y
desea, con todas sus fuerzas, que acabe la cuestecita de
marras de una vez por todas.
Lo que no soporto, porque no lo he soportado, me da la
sensación nada extraña, desde la primera vez que abrí
estospeazo de ojos que no se pueden aguantar de bonitos que
son a este asqueroso mundo, es que las cosas se me impongan.
No admito imposiciones de nada ni de nadie.
Pero no creo que sea, solamente, un defecto mio sino que es
un defecto generalizado en todos los españoles que, siempre,
harémos los contrario de lo que se nos trate de imponer,
aunque esa imposición vaya en beneficio nuestro.
No entender esto, es no tener un mínimo conocimiento de como
es o como piensa el pueblo español.
El pueblo español o sea los españoles de España, incluidos
esos cuatro cuentistas que dicen no sentirse españoles,
somos gentes de gran nobleza, convirtiéndo esa nobleza en
rebeldía, cuando se nos quiere imponer algo, que aunque nos
favorezca vaya contra nuestra voluntad o nuestras
tradiciones y forma de vivir.
Puede que algunos nos considern reiterativos, pero volvemos
a decir, que no tener ese elemental conocimiento del pueblo
español es no conocerlo. Y si se desconoce como es y como
piensa ese pueblo, difícil será poder gobernarlo.
Como ese no es mi problema, allá cada quisqui con el suyo,
entre los que se encuentra el conocer como es el pueblo
español y, sobre todo, como reaciona antes lo que se le
quiere imponer.
Que error, que gran error, que diría de la Cierva, tratar de
imponer algo a los españoles.
Viene todo esto a cuenta de la ley antitabaco que, a pesar
de todo lo que nos cuentan delgran efecto que está teniendo
e incluso que se nos diga que, al final de año, habrá medio
millón menos de fumadores servidor, con perdón, no ve tan
claro las cosas por razonamientos lógicos.
Si es verdad, todo cuanto dicen, y la ley antitabaco está
obsteniendo ese gran éxito, porqué razón la señora ministra
de Sanidad dice que se le está acabando la paciencia e
insinúa que puede sacar otra ley que prohiba fumar en los
bares y que premiará a los “sin humos”.
Sería una contradición si las cosas, tal y como dicen, con
la Ley antitabaco, está obsteniendo un éxito, el tener que
sacar otra ley.
Uno en su desconocimiento piensa, perdón por pensar que eso
es cosa exclusiva de las grandes lumbreras de mi pueblo, que
si se saca otra ley más fuerte que la anterior, es
sencillamente, porque la anterior está siendo un auténtico
fracaso.
La señora ministra, con eldebido respeto, ha dicho una
frase, que me recuerda mucho a mi madre, cuando hacíamos
algo que no estába bien y alegaba que se le estába acabando
“ la pacencia”. La frase dicha por mi madre nos producía
cierto temor, ante el inevitable castigo que se nos venía
encima.
Claro que madre nada más que hay una y a usted, señora
ministra, la encontré en el ministerior, con lo cual hay una
enorme diferencia entre el castigo que me podría poner
misanta madre, que tendríamos que cumplir sin rechistar y el
que, usted, si se le acaba la paciencia nos podría poner al
que, por supuesto, no le haríamos ni puñetero caso.
Entre otras cosas, porque ya somos una jartá de mayorcito
para que alguien, a la que llevamos ua jartá de años de
ventaja, nos tome por niños pequeños a los que hay que
castigar por ser malos.
La Ministra de Sanidad, Elena Salgado, en un programa
televisivo soltó esta advertencía “Si en un año, a pesar de
que sólo un 25% de la población fuma, la mayoría de los
espacios pequeños, que son los únicos existentes en muchas
localidades, continúan dejando fumar, tendrémos que dar un
paso mas allá”
Esto lo dijo, en el progrma televisivo, por la mañana, pero
a pregunta de la agencia EFE sobre sus palabras, la señora
ministra, por la tarde, matizó “Vamos a estudiar medidas que
incentiven los locales sin humos, pero no de prohibición”.
Así, de esta manera, no hay forma de aclararse. La ministra
dice una cosa por la mañana y otra por la tarde. ¿En qué
quedamos, señora ministra. sacámos otra ley más dura contra
esos locales qué permiten fumar o déjamos las cosas tal y
como estan?. Ustede decide.
Ahora, eso sí, no nos diga que se le está acabando la
paciencia porque, hay ocasiones en las que para no meter la
patita, hay que tener más paciencia que Job.
Quiere un consejo, para acabar con el tabaco, prohiba su
venta en todo el territorio nacional y mande quemar todas
las plantaciones de tabaco.
Serán muchos cientos de miles los que irán al paro y, así,
no perderá la paciencia.
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