La visita del presidente del
Gobierno a Ceuta sigue escociendo en el Partido Popular.
Está comprobado que el buen talante de Vivas es solo un
hecho aislado en un partido que no ceja en su empeño de
menospreciar el acontecimiento que ha supuesto el que ZP
viniera a esta tierra siendo presidente. Y, claro, en cuanto
éste ha salido diciendo que su visita a Ceuta y Melilla no
fue fácil, Francisco Antonio González y Juan José Imbroda
han enseñado los dientes. Al diputado ceutí, tan patriota
él, le ha faltado tiempo para decirnos que Rodríguez
Zapatero ha venido a Ceuta “para lavar su imagen en la
prensa nacional e internacional, porque en el fondo le
importamos muy poco”. Y a partir de ahí nos sigue contando
lo que en él es habitual: el cuento del alfajor.
De imbroda qué decir: el tío ha llegado tarde a formar parte
de las filas del PP, pero cuando lo ha hecho parece que se
ha tomado la disciplina de partido como si fuera dogma. Lo
cual, más que ayudar a la causa principal, es decir, a que
los populares puedan volver a ganar las elecciones
generales, resulta contraproducente.
Las palabras de ZP en Barcelona, en un acto del PSC, podrían
tacharse como mucho de inoportunas, pero nunca de no ser
ciertas. Por más que en su papel de cancerberos de las
mejores esencias de su partido, a González e Imbroda les
hayan valido para hacerse notar, una vez más, con
declaraciones que no venían a cuento. Y es que los dos
políticos parecen estar de guardia permanente para hacerse
con un motivo con el cual decirnos que Ceuta y Melilla, sin
la cobertura de Aznar, parecen dos ciudades abocadas a dejar
de ser españolas.
Veamos: si tan fácil era que un presidente del Gobierno
diera el paso que ha dado el actual, viajando a Ceuta y
Melilla, por qué motivos Felipe González y Aznar nunca se
atrevieron a complacer los deseos de los habitantes de ambos
sitios.
Menos mal que para suerte de los populares en Ceuta, cuentan
con la forma de ser de Vivas; quien sabe, sobradamente, que
no hay que ponerle el menor pero al paso dado por ZP, sino
que conviene archivarlo en la alacena de la memoria como un
gesto digno de ser loado. Y todo lo que no sea así, o sea,
declaraciones como las de los ya reseñados González e
Imbroda, sólo consiguen poner de manifiesto que los tales
piensan que los ciudadanos somos tontos del bote. Y no hay
cosa que más joda a quienes todavía tenemos la funesta manía
de pensar.
Un pensar bien que discurre en el artículo que firma José
Ferrero en El Faro, en su sección La senda de los elefantes
y donde, bajo el título de Una feliz visita inoportuna,
expone claramente lo que ha significado el gesto de ZP y la
indiferencia con que tan grande gesto ha sido recibido por
el pueblo. Y lleva toda la razón del mundo Ferrero, a quien
suelo leer con fruición.
Nos dice el articulista que no entiende cómo los socialistas
no hicieron una llamada a su pueblo en general, para que
manifestara públicamente su reconocimiento a un presidente
que, valiente, decidido y no exento de riesgos, inéditos en
la reciente historia ceutí, nos visitaba. También conviene
destacar lo que escribe Ferrero para rematar su opinión:
“Esperemos que esta visita, se refiere a la del presidente
del Gobierno, sirva para que en Madrid se entiendan mejor
las necesidades de Ceuta y Melilla”. Y apostilla: los
ceutíes no necesitamos que vengan a reafirmar nuestra
españolidad, incrustada en el tuétano de nuestros huesos. Lo
que necesitamos son acciones inmediatas, generosas e
imaginativas que hagan de Ceuta una ciudad autosuficiente.
José Ferrero, con su opinión, hace mucho más por Ceuta que
quienes nos cuentan, a cada paso, el cuento del alfajor.
|