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OPINIÓN - MIÉRCOLES 8 DE FEBRERO DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

El cuento del alfajor
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La visita del presidente del Gobierno a Ceuta sigue escociendo en el Partido Popular. Está comprobado que el buen talante de Vivas es solo un hecho aislado en un partido que no ceja en su empeño de menospreciar el acontecimiento que ha supuesto el que ZP viniera a esta tierra siendo presidente. Y, claro, en cuanto éste ha salido diciendo que su visita a Ceuta y Melilla no fue fácil, Francisco Antonio González y Juan José Imbroda han enseñado los dientes. Al diputado ceutí, tan patriota él, le ha faltado tiempo para decirnos que Rodríguez Zapatero ha venido a Ceuta “para lavar su imagen en la prensa nacional e internacional, porque en el fondo le importamos muy poco”. Y a partir de ahí nos sigue contando lo que en él es habitual: el cuento del alfajor.

De imbroda qué decir: el tío ha llegado tarde a formar parte de las filas del PP, pero cuando lo ha hecho parece que se ha tomado la disciplina de partido como si fuera dogma. Lo cual, más que ayudar a la causa principal, es decir, a que los populares puedan volver a ganar las elecciones generales, resulta contraproducente.

Las palabras de ZP en Barcelona, en un acto del PSC, podrían tacharse como mucho de inoportunas, pero nunca de no ser ciertas. Por más que en su papel de cancerberos de las mejores esencias de su partido, a González e Imbroda les hayan valido para hacerse notar, una vez más, con declaraciones que no venían a cuento. Y es que los dos políticos parecen estar de guardia permanente para hacerse con un motivo con el cual decirnos que Ceuta y Melilla, sin la cobertura de Aznar, parecen dos ciudades abocadas a dejar de ser españolas.

Veamos: si tan fácil era que un presidente del Gobierno diera el paso que ha dado el actual, viajando a Ceuta y Melilla, por qué motivos Felipe González y Aznar nunca se atrevieron a complacer los deseos de los habitantes de ambos sitios.

Menos mal que para suerte de los populares en Ceuta, cuentan con la forma de ser de Vivas; quien sabe, sobradamente, que no hay que ponerle el menor pero al paso dado por ZP, sino que conviene archivarlo en la alacena de la memoria como un gesto digno de ser loado. Y todo lo que no sea así, o sea, declaraciones como las de los ya reseñados González e Imbroda, sólo consiguen poner de manifiesto que los tales piensan que los ciudadanos somos tontos del bote. Y no hay cosa que más joda a quienes todavía tenemos la funesta manía de pensar.

Un pensar bien que discurre en el artículo que firma José Ferrero en El Faro, en su sección La senda de los elefantes y donde, bajo el título de Una feliz visita inoportuna, expone claramente lo que ha significado el gesto de ZP y la indiferencia con que tan grande gesto ha sido recibido por el pueblo. Y lleva toda la razón del mundo Ferrero, a quien suelo leer con fruición.

Nos dice el articulista que no entiende cómo los socialistas no hicieron una llamada a su pueblo en general, para que manifestara públicamente su reconocimiento a un presidente que, valiente, decidido y no exento de riesgos, inéditos en la reciente historia ceutí, nos visitaba. También conviene destacar lo que escribe Ferrero para rematar su opinión: “Esperemos que esta visita, se refiere a la del presidente del Gobierno, sirva para que en Madrid se entiendan mejor las necesidades de Ceuta y Melilla”. Y apostilla: los ceutíes no necesitamos que vengan a reafirmar nuestra españolidad, incrustada en el tuétano de nuestros huesos. Lo que necesitamos son acciones inmediatas, generosas e imaginativas que hagan de Ceuta una ciudad autosuficiente.

José Ferrero, con su opinión, hace mucho más por Ceuta que quienes nos cuentan, a cada paso, el cuento del alfajor.
 

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