El turismo, que gran invento. Esa
frase la he escuchado en alguna película pero, la verdad, no
me acuerdo de su título. Quizás, un siglo de estos, me
acuerde y les pueda decir en que película fue donde escuché
la frase.
De todas formas , mientras me acuerdo, hay que reconocer que
la frase encierra una verdad como un templo.
De lo que si estoy seguro es de que, la mencionada frase, no
se debe a ninguna de las películas de los años actuales,
donde los actores u lo que sean, que tampoco hay que
exagerar, tienen una total falta de dicción y, en ocasiones,
escasas dotes interpretativas.
La frase tiene que pertenecer, por pura obligación, a una de
esas películas que tanto nos han divertido, y que a los
“intelectuales” les dio por llamarlas, despectivamente,
“españoladas”.
Pocas, por decir algunas, de esas películas rodadas en estos
tiempos que tanto defienden estos “intelectuales” de
pacotillas, se pueden igualar a esas despectivamente
llamadas, españoladas.
¿Hay algunas de esas películas, rodadas en estos momentos,
qué tanto defienden estos “intelectuales” de pacotilla, qué
se puedan igualar a “La Vaquilla” o “Bienvenido Mister
Marshall”?.
Hoy día el tema que, al parecer, es el que creen estos
“genios” que son de una actualidad impresionante, son los
que acaparan los temas de las películas actuales, drogas,
sexo y homosexualidad.
Y, naturalmente, pasa lo que pase, con el cine español, que
duran en cartelera menos que un cigarrillo a un funcionario
fumador cuando se tiene que salir a la calle a pegarle seis
caladas seguidas que le dejan sin tabaco en un periquete.
El público no responde, porque las película, todas rodadas
sobre el mismo tema, los anteriormente expuestos, carecen
del más mínimo interés al personal y, además, son malas con
avaricia.
A esa falta de interés del público, que le cuesta trabajo
entender que todo sea droga, sexo o homosexualidad, se le
añade la falta de dicción de los que dicen ser actores,
hablando en un lenguaje, muy moderno, pero que no hay un
dios que se entere, se consigue el coctel perfecto, para que
las películas españolas, al par de semanas de su estreno
sean retiradas de la Gran Vía madrileña, porque no hay quien
las quiera ver.
Sin embargo, y en contra de todos estos “genios” e
“intelectuales”, las denominadas, despectivamente, por ellos
“españoladas”, llenan los cines se siguen manteniendo en
cartelera, dándole a su productor o a sus productores, unas
buenas ganancias, caso de “Torrente” o “El oro de Moscú”.
Cuáles son, pues, las razones que alegan todos estos
“intelectuales” del fracaso del cine español.
Muy sencillo, no hay que darle muchas vueltas a la cabeza
para averiguarlo, la gran competencia que tienen del cine
americano, que es preferido por el público a la hora de
elegir ir a ver una buena película.
Con estos razonamientos, más políticos que profesionales,
pretenden ocultar el mal cine que se hace, en estos
momentos, en España y recibir la mayor subvención posible
para una industria en decadencia.
Servidor piensa, con el permiso de las grandes lumbreras de
este mi pueblo que son los únicos con capacidad suficiente
para poder pensar, que el que quiera cine que lo pague.
O sea con claridad meridiana, que salgan los productores y
que sean los que apechuguen con las perdidas o las posibles
ganancias, que ya está bien de que, con el dinero de todos
los españoles, se les pague a ciertos personaje para que se
dediquen a hacer un cine que no dura ni par de semanas de
estrenos en las carteleras de Madrid, de mala que son las
películas.
Siempre hay excepciones, pero dan la casualidad de que esas
excepciones son, precisamente, las que no reciben
subvenciones a la hora de realizar sus películas, Almodovar
o Segura, por un suponer.
Esto viene a demostrar, que si fuese un productor el que se
jugase su dinero, a la hora de contratar un guión lo sabría
elegir, así como al elenco de actores y actrices que tienen
que hacer la película con el mejor director para llevarla a
cabo.
Las razones expuestas son de sobra suficientes como para
acabar con las subvenciones, que demostrado está no aportan
nada, al cine español, las películas subvencionadas que son
retiradas de las carteleras a las dos semanas de su estreno.
Oiga, amigo guardia, hay muchos oficios donde hay que ser
verdaderos artistas y sin recibir subvenciones, como puede
ser estar poniendo ladrillos en una obra, en el séptimo
piso, amarrado por la cintura y con el casco puesto, bajando
a una mina a arrancarle parte de su riqueza para que otros
vivan mejor que el minero o cogiendo remolachas, fresas o
tomates.
Para hacer todo esto, hay que ser unos verdaderos artistas y
sin subvención alguna, sólo por un sueldo que apenas da para
llegar a final de mes .
Y todos estos trabajadores, sin subvenciones, están más de
un par de semanas en ese duro trabajo, sin ponerse cartelito
alguno. ¿O no?
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