Hay personas que hablan de la tristeza con una sonrisa,
gente que revuelve las entrañas del contenedor de basura
emocional del ser humano y no pide perdón, porque tampoco
hace daño. Su punto de partida es el compromiso, pero no es
el caso del cantautor canario Andrés Molina, que junto con
Eva de Goñi conforman un dúo musical desde hace siete años.
Su búsqueda gira alrededor de las circunstancias; la injusta
actualidad y la sociedad de la información se imprimen en su
actitud vital: “soy fiel a lo que estoy viviendo, ni más ni
menos”, asegura. Su camino es un recorrido paralelo a la
tragedia humana; levanta los brazos, alza las manos y cruza
los dedos con las causas perdidas, mientras tanto, canta
alto y claro que puede que no esté todo perdido.Un universo
sonoro vitalista que rasca en las percepciones de los
hombres con suaves golpes de guitarra.
Así, ambos músicos ofrecen su primer disco ‘Sueño y pan’ a
lo largo de la geografía española. Este fin de semana,
Molina- De Goñi se ausentó del recital por estar enferma-
atraviesa la conciencia del público ceutí que asiste al
salón de actos de Caja Madrid. De todo, menos indiferencia.
El compacto es un producto madurado porque, por problemas
con el sello discográfico, tardaron nueve meses en el
proceso de grabación. “Eso sin contar la producción, que
corrió de nuestra cuenta y que alargó el proyecto hasta el
año y medio”, explica. A pesar de la tardanza, se siente
feliz, “no lo voy a negar, es un buen disco porque
trabajamos mucho y muy duro”. Eso sin tener en cuenta que
todos los músicos que participaron en la grabación eran
amigos. “No hubo horarios, aparecía un guitarrista, a las
dos de la mañana, por el estudio porque estaba inspirado”.
‘Sueño y Pan’ es un disco vibrante y seguro, es una barra
quitamiedos en la carretera que parte de un sendero que,
aunque ya recorrió, aún resuena en los timpanos de Molina;
‘El Taller Canario’.
El Taller
El Taller fue el conjunto musical que, durante los años
noventa, formó con Rogelio Botanz, Marisa y el célebre
‘guanche’ Pedro Guerra. Su música, bajo concepto de crítica
social, fue “una necesidad emocional entre varios amigos que
se reforzó con la actitud del público”; un espíritu
compositivo que mantiene en las canciones que coprotagoniza
con Eva de Goñi. Las letras del dúo son balas subliminales;
disparan con anestesia y, así, inyectan el veneno más
necesario; el que abre los ojos.
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Un hueco musical para los inmigrantes
Hace casi dos años que ‘Sueño y
Pan’ está a la venta, mientras tanto, Molina y De Goñi
observan y siguen creando. Entre las últimas canciones que
han añadido a sus conciertos, destacan tres composiciones
sobre la inmigración.
La inquietud que provocan las pequeñas historias abraza a
los dos músicos. “Recuerdas aquella niña palestina, hace
años, que donó un organo a un pequeño hebreo, pues
recientemente ha vuelto a suceder un caso similar, pero al
revés”. No han desaprovechado la instantánea mental y se han
lanzado a recrearla por las salas de conciertos del país.
Vivencias que transforman hechos aislados en mensajes de la
esperanza menos cursi. No son los primeros que lo intentan,
pero alguién cantará su canción.
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