Un amigo mío, de esos que me
siguen leyendo desde hace un motón de años, se me ha
acercado a preguntarme si me había enterado del juicio
celebrado contra Sampietro, Susana y Cazalla y, qué me
parecía la absolución del jurado popular por falta de
pruebas.
La verdad, amigo, ese juicio ha sido uno de esos juicios, de
los muchos que se celebran en nuestra tierra, que ni me ha
preocupado lo más mínimo ni he dejado que ocupe un reducido
espacio de mi tiempo. Es más, con toda sinceridad, me daba
igual cual fuese el resultado final del mismo, porque no le
he prestado la más mínima atención.
Mi atención y dedicación a algunas de esas personas que se
sentaron en el banquillo de los acusados, finalizó cuando se
dio el voto de censura y dejaron de gobernar en mi tierra.
Ir contra el gobierno del GIL en esta tierra tuvo su
momento, algunos inolvidables por las amenazas y los
insultos recibidos, porque no creía que ese gobierno fuese a
hacer nada bueno por esta tierra y, como una de las máximas
que he tenido en mi vida es la defensa de mi tierra, de la
tierra que me vio nacer, sin pedirle nada a cambio me lance,
con todas mis fuerzas, a intentar que no prosperara su
candidatura y les fuese imposible gobernar Ceuta. Pensé que
serían muchos los que me acompañarían el intentar que no
llegase a gobernar, Ceuta, este grupo de gestión.
Me equivoqué, sólo fuimos cuatro personas, el editor de este
periódico, Cañamero, servidor y algo más tarde se nos unió
Manolo de la Torre. Cuando el tiempo ha pasado he acertado a
comprender, aunque resulta incomprensible, la actuación que
tuvieron algunos que deberían haber estado más interesados
que nosotros en tratar, por todos los medios a su alcance,
el que no gobernara el GIL pero, al parecer, se estába mas
interesado en que no gobernara Fortes. Increíble pero
cierto. Tan cierto como que, usted, está leyendo este
artículo de opinión.
Pero es un tema, amigo mío, que con el tiempo que ha pasado
huye de la actualidad y, por sentir vergüenza ajena, cada
vez que me viene a la memoria los momentos que tuve que
vivir, es mejor dejarlo en el olvido y, allá todos aquellos
fariseos que jugaron el papel de la falsedad y la
hipocresía.
Espero y deseo que estén en paz con sus conciencias y puedan
dormir tranquilos.
Su pregunta, amigo mio, me han traído recuerdos contra los
que he luchado por olvidar pero, aún, no he podido. Son
demasiados los recuerdos de aquellos momentos y los
acontecimientos que se sucedieron a continuación para poder
olvidarlos. He tratado de hacerlo, pero no he podido
olvidarlos.
Como no he podido olvidar ciertas frases escuchadas la noche
de las elecciones, cuando se sabía que el GIL había ganado
pero no por mayoría absoluta.
Prefiero no recordar esas frases, de momento, porque su
recuerdo me hacen sentir vergüenza ajena pero no dude amigo
mio que, algún día, el día menos pensado, las escribiré para
que se sepa toda la verdad de quienes más se alegraron de la
derrota de Fortes.
Un Fortes que a pesar de todo, sacó mil votos más que en las
anteriores elecciones y que perdió las mismas, cosa curiosa,
en los colegios donde siempre se votaba al Partido Popular.
Pero aguas pasadas no mueven molinos, vamos a dejar el
asunto tal y como está, aunque tengo que reconocer que me
causa gracia,. más que un chiste contado por mi desaparecido
amigo, Paco Gandía, la actitud de ciertos personajes que
apoyaron al GIL con todas sus fuerzas y, ahora, critican a
los que se han sentado en el banquillo. Para mearse y no
echar una gota, ante tanta falsedad y tantos hipócritas.
Llevan razón aquellos que dicen que si las cartas se jugasen
dos veces, en la vida, todo cambiaría. Y cambiaría lo suyo,
sobre todo para esos falsos e hipócritas que salen, hoy día,
a dar la cara contra el GIL, cuando antes lo defendieron con
toda su artillería. ¡Que caras más duras!.
Mi cariño a mi tierra me llevó a enfrentarme al GIL y
procurar, por todos los medios, de que no gobernase en ella.
Pero si llego a saber lo que ocurrió después y quienes
fueron los premiados con puestecitos y una buena pasta
gansa, acepto la oferta que se me hizo y dejo que la defensa
de esta tierra la hagan quienes más que nadie deberían
haberla hecho y no movieron un sólo dedo para ello. ¡Maldito
parné!. Ya lo decía mi abuela “por dinero baila el perro”.
Y para terminar todo esto, que creo que contesta a las
preguntas que me hiciste sobre el mencionado juicio de estas
tres personas, te diré que aquella batalla emprendida para
que no gobernara el GIL se acabó, al menos por mi parte.
No guardo rencor a nada ni a nadie por eso con toda
sinceridad te digo que, en el fondo, me alegro de que hayan
sido absueltos.
Igual, otros deberían ser juzgados por sus errores y no
saldrían absueltos. De todo hay en la viña del Señor. ¿O no?
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