El pabellón número siete es
“pequeño, acogedor y bonito”. Juan Vivas, que ayer paseó por
la Feria Internacional de Turismo la institucionalidad, hizo
real y suyo el refrán que asegura que ‘como en casa no se
está en ningún sitio’: el stand que representa a la ciudad
es, a juicio del presidente, “un digno expositor de las
virtudes, los méritos y los valores de Ceuta, que son
muchos”. Pero a pesar de todo esto, el presidente
autonómico, al igual que el viceconsejero de Turismo, quiso
ir más allá y apostar por buscar nuevas formas de atraer
visitantes a la Ciudad Autónoma. Los buques insignia
actuales: cruceros, congresos profesionales o turismo
internacional. El Ejecutivo ceutí apunta alto. Tan alto que
también ha dado luz verde a un nuevo servicio de helicóptero
que recorrerá, en 25 minutos, el trayecto entre Ceuta y
Málaga. Pero los turistas no vendrán sólo por aire, también
por mar. Si sale bien, grandes barcos de pasajeros atracarán
en el foso, perdón, en el puerto y turistas de todos los
colores (un crucero viaja por todo el planeta) tocarán
tierra en chanclas, en botas de montaña o en finos zapatos
de cuero. Porque en Ceuta/desde Ceuta se pueden hacer/llegar
a actividades/lugares de todo tipo.
No hay que olvidar que la ciudad puede ser destino o lugar
de paso obligado hacia Marruecos; las dos variantes traen
turismo, movilidad, vida comercial, intercambio, o
simplemente un poco de movimiento. “Ceuta sorprende,
cautiva, convence y atrae”, indicó también ayer Juan Vivas
desde el pabellón número siete, mientras sus vecinos
catalanes, extremeños y castellanoleoneses compartían en
‘casa’ del presidente el acto de celebración del día grande
de la Ciudad Autónoma.
Y se morían de envidia viendo los paneles de las murallas
reales. Vivas, desde la cocina, repartía deliciosos
garbanzos con choco y bocados de melva con tomate. En el
pabellón número 7 se estaba cocinando el futuro turístico
ceutí. En casa se trabaja mejor.
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