El Club de montaña Anyera de Ceuta, organizó el pasado
sábado 21 de enero la subida a la Mujer Muerta. El pasado
sábado más de 60 montañeros participaron en la subida a la
Mujer Muerta, actividad organizada por el Club de Montaña
Anyera de Ceuta. La organización convocó a los participantes
en la zona portuaria a primera hora del sábado desde donde,
tras el desayuno, partieron en dirección a la vecina
localidad de Belliones.
Esa mole caliza del Yebel Musa es un gran foco de atracción
de montañeros interesados en llegar a su cumbre. La mezcla
de historia, mitología y el propio espíritu deportivo son
los ingredientes de esta prueba que cada año acoge a un
mayor número de participantes.
La prueba se vio retrasada por la necesidad de esperar a un
grupo de cinco montañeros de Algeciras que quisieron estar
presente en esta actividad y los trámites fronterizos para
los no residentes se demoraron.
La Mujer Muerta o Yebel Musa, a pesar de estar en territorio
marroquí, es una montaña que los ceutíes consideran como
algo muy suyo y siempre despierta gran interés entre los
aficionados a la montaña de nuestra ciudad y mas aún, desde
el otro lado del Estrecho.
La mañana, climatológicamente hablando, decepcionó un poco a
los participantes. El cambio a un viento imperante de
levante y la probabilidad de mucha nubosidad hizo dudar a
los organizadores sobre la conveniencia de la subida.
El transcurso de las horas desbarató los malos augurios, y
se pudo disfrutar de un excelente día de montaña y de unas
impresionantes vistas al Mediterráneo y al Atlántico y como
no de la panorámica que desde lo alto ofrece de la ciudad de
Ceuta; que desde los 840 m. de su cumbre presenta un aspecto
impresionante.
Los montañeros realizaron una primera parada a media ladera,
en una zigzagueante vereda, cortada en ocasiones por las
abundantes pedreras que jalonan las vertientes de este
monte, para retomar aire. En este punto algunos decidieron
no continuar y esperar al grupo a su regreso.
En el collado, visible desde la barriada de Benzú, donde se
realizó la segunda parada de descanso y reagrupamiento, los
que continuaron con la ascensión disfrutaron de la vista del
Estrecho, hacía Cádiz y la costa malagueña. Muy cerca de la
costa, el famoso islote de Perejil, escenario de la
imprescindible y obligatoria foto de recuerdo. Algunos
afortunados presenciaron, a lo lejos, sobre un pico calizo,
un grupo de monos.
En el collado, otro pequeño grupo decidió quedarse, quedaba
lo peor. Un empinado tramo sobre el cual discurría un casi
inapreciable sendero, a veces inexistente.
Una última zona, muy cerca de la cumbre, donde se realizó
alguna trepada. Lo húmedo del terreno y las piedras sueltas
hacían dificultosa la subida; añadido lo que ya se llevaba
de ascensión. Son aproximadamente 3 horas para subir. Arriba
en la cumbre, hubo el descanso obligado, para reponer
fuerzas y esperar a los más rezagados.
El descenso, a la vista de como se había producido el
ascenso, se presentó más complicado para algunos pero de
cualquier manera se produjo de forma más rápida.
Ya en grupo, recogiendo a los rezagados y a los que
decidieron quedarse, se llegó a Belliones donde todos
disfrutaron de un relajante y reconfortante té caliente.
Esta prueba no falta en el calendario anual del Club de
Montaña Anyera, por la expectación interés que despierta. En
varias ocasiones se repite a lo largo del año, y el Anyera
acompaña a grupos que llegan desde la península pues están
interesados en coronar esta mítica columna de Hércules.
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