“A mi ciudad, que se llama Salta, sólo le falta el mar para
parecerse a Ceuta, entonces sería perfecta”. Un inequívoco
acento argentino remarca la melodía de las palabras del
veterano guitarrista Gerardo Macchi Falu que actuó este fin
de semana en el salón de actos de Caja Madrid.
Bajo un tono dulce, pero solemne, explica que su vida es “un
binomio de música y poesía” en la que el folclore original
de su tierra cobra un protagonismo clave para entender su
mensaje: “no se trata de chauvinismo, la realidad es que
Salta ha recibido, desde siempre, una gran influencia
literaria hispánica y el movimiento cultural continúa en la
actualidad”. Por esta razón, en sus canciones, sobrevuelan
las letras de grandes poetas argentinos como Dávalos,
Castilla o Calvetti que remarcan el concepto de “viaje
geográfico musical” y queda impreso en sus temas.
Macchi ha presentado en el recital sus tres últimas
grabaciones: ‘’Con arraigo’, ‘Latitudes’ y ‘Para cantar en
silencio’; ésta última es la más reciente y tiene carácter
instrumental. Ha venido desde muy lejos, pero si le disgusta
viajar, lo disimula muy bien. El itinerario es corto: de
Morata de Tajuña (Madrid) vino a a la Ciudad Autónoma y hoy
por la tarde estará en Corella (Navarra), “es el pueblo de
unos parientes de mi mujer”, resalta con ilusión.
Hace diez años que imparte clases particulares de música en
Buenos Aires- ciudad en la que reside junto a su mujer- y ha
descubierto que “se aprende mucho enseñando”. Confiesa que
“es una satisfacción verse reflejado en el espejo de los
alumnos; es un ida y vuelta porque me convierto en profesor
y alumno a la vez”.
Macchi lleva 37 años en el mundo de las seis cuerdas,
intuyendo melodías, caminando.
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