Más de 190 corderos que sobraron de la festividad musulmana
del Sacrificio, se apiñan en un corral de difícil acceso que
carece de agua y resguardo para la lluvia. “Aquí los
corderos van a enfermar. Lo único que pedimos es un lugar
techado para resguardar a los animales de lalluvia”, explica
Ahmed Marzok, uno de los hermanos propietarios de estos
animales. Los hermanos Marzok compraron 322 corderos para
vender durante la Pascua Musulmana pero no tuvieron permiso
para darles cobijo en los corrales que poseen en el casco
urbano. “Allí tenemos una explotación en condiciones,
asfaltada, cubierta, con comedores y bebederos,
alcantarillado, luz y agua. Sabemos que en el centro urbano
no está permitido guardar ganado pero a otros sí les dejen y
nosotros contábamos con las firmas de autorización de todos
los vecinos. Sólo necesitábamos 15 ó 20 días antes de la
fiesta para vender todos los animales”, explica Ahmed Marzok.
Al ganado de los hermanos Marzok se le habilitó un corral en
una explotación cercana a Calamocarro, pero el difícil
acceso en los días de lluvia evitó que sus clientes pudiesen
subir a llevarse su adquisición. Al final lograron vender
130 corderos, quedando el resto en un lugar impracticable
que carece de condiciones para que el ganado sobreviva. El
acceso es tan complicado que los bomberos facilitan una
manguera desde abajo para que el ganado pueda beber. “No nos
quejamos de no haber vendido, sino de que los animales
puedan tener un sitio adecuado hasta que nos vayamos
deshaciendo de ellos. En cualquier caso queremos agradecer a
Juan Vivas y al ganadero Layachi por habernos facilitado
este lugar, pero no contábamos con no vender las cabezas y
aquí no pueden quedarse”, explican los hermanos Marzok.
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