Dentro de los cetáceos, el delfín
‘mular’ es una especie estable en el fondo marino de la
Ciudad Autónoma. En lo que va de año, lasmuertes naturales
por agentes patógenos han aumentado, “ya va rozando el
riesgo de epidemia”. El responsable común “puede ser” una
misma enfermedad que proviene de los cambios climáticos,
pero la “elevada” temperatura del mar influye de forma
determinante. “En los ultimos dos años se han producido más
fallecimientos que en el periodo que va de 1998 a 2003”,
explica el biólogo de Septem Nostra, Álvaro Gúzman.
“Es preocupante, pero no alarmante; todo cambió el pasado
verano, con la explosión de medusas” que provocó la muerte
de 20 delfines en doce días. Ahora, desaparece uno cada
semana, que es una cifra muy alta porque “lo habitual era
uno al mes”. Esta perdida de cetáceos se repite en más
sitios del Mediterráneo, razón por la que la Universidad de
Barcelona está estudiando el orígen del virus, “pero aun no
está identificado”. Gúzman se manifiesta preocupado porque
ya a principios de los noventa se produjo una pandemia que
diezmó la poblacion en un10%.
Prevención
Ya lo dice el primer axioma de la Medicina: “hay que
prevenir”. El calentamiento del planeta “sirve para que se
desarrollen los agentes patógenos”. Gúzman avisa: “el delfín
‘mular’, en esta zona, podría desaparecer, estamos en
alerta, no sería el primer sitio donde pasa”.
“Es habitual que arriven decenas de miles de cetáceos porque
es un espacio muy rico”; el Estrecho es zona de paso entre
el Atlántico y el Mediterráneo, y la población estable de la
Ciudad son delfines y calderones. El calderón llega en
verano, las ballenas en invierno y los delfines se ven muy
afectados por las redes de deriva, aunque el caso “más
terrible” es el de las tortugas marinas.
Inútil
Respecto al estudio de la Universidad de Barcelona, Gúzman
reconoce que “de poco sirve”. La vacuna “es inútil porque
los delfines la rechazarían”, si la epidemia toma “un cariz
de peligro, entonces la situación cambiará”. Por el momento,
en Septem Nostra se mantienen cautelosos. Gúzman señala “sin
que sirva de precedente: el ser humano tiene la culpa, pero
no directamente”. Al menos, “vamos progresando: se prohiben
las redes de deriva en el Mediterraneo, la caza de ballenas
yse han hecho santuarios marinos. |
Septem Nostra publica un libro
La asociación Septem Nostra
publicará, en febrero, el primer libro sobre la población
estable de cetáceos del fondo marino de la Ciudad Autónoma.
Fruto de siete años de trabajo, han recopilado datos de
archivo y se ha realizado una investigación profunda de: la
tortuga ‘laud’ y ‘boba’; delfinesmulares; orca común;
cachalotes y calderones, que son las especies protegidas en
esta zona.
El documento, que cuenta con una aportación fotográfica “muy
importante”, saldrá a la venta el próximo mes.
Aparte, a finales de marzo, Álvaro Gúzman acudirá al
congreso internacional de tortugas marinas en Creta. En la
convención anual se discutirán todos los temas vinculadosa
la situación del cetáceo.
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