Pregunta: Reconozca que el fútbol le apasiona.
Respuesta: Sí; el fútbol ha sido siempre una pasión en mi
vida. Sobre todo, producida por la Asociación Deportiva
Ceuta y antes por la Agrupación.
P. ¿Llegó a practicar un deporte por el cual siente afición
tan viva?
R. Sí, claro que sí; empecé jugando en el Club Deportivo
Puerto, y de éste pasé a la Unión África Ceutí. Teniendo
como compañeros a jugadores como Borrego, Gil, Antonio
Luque, Trujillo... Al marcharme fuera continué jugando,
aunque sin tomármelo ya en serio.
P. ¿De qué jugaba?
R. De defensa, y a veces en el medio terreno. Era un
defensor contundente.
P. ¿Cuándo le dio por convertirse en directivo?
R. Comencé esa etapa perteneciendo a la directiva del
Mitsubishi, en el fútbol sala, pero más bien por colaborar
con amigos como Cecilio y Manolo Luque. Pero mi entrada de
lleno en una directiva se produjo en la Agrupación Deportiva
Ceuta. Fue la etapa de Antonio Rodríguez Serrano, Domingo
Ramos, Antonio Vázquez y, cómo no, de Juan Vivas.
P. Me imagino que sería la presencia de Juan Vivas en el
club la que le hizo decidirse a formar parte de su
directiva, ¿no?
R. Cierto. Tenía una vinculación laboral con Vivas y, por
tanto, fue motivo más que sobrado para que dijera que sí. Al
margen de mi amor por el club y de mi ya declarada pasión
por el fútbol.
P. ¿Es ahí cuando se fragua la amistad suya con Vivas o sus
relaciones con él venían de atrás?
R. Yo conocí a Juan mucho antes de convertirme en directivo
de la Agrupación Deportiva Ceuta.
P. ¿Se precia, pues, de saber cómo es Juan Vivas como
persona?
R. Verdad es que hemos estado muchos años muy unidos en
cuestiones laborales. Lo cual nos ha permitido seguir
manteniendo unas relaciones magníficas.
P. ¿Le ha defraudado muchas veces?
R. ¡Uf! Yo sé que en ocasiones ha tenido que tomar
decisiones criticadas, obligado por razones políticas. Pero
en cuanto a mí concierne, nunca me cansaré de decir que
estoy en deuda con él.
P. ¿Por qué?
R. Porque en una etapa de mi vida, nada fácil, necesitaba
que alguien me avalara para comprar un piso, y él dio el
paso adelante cuando no había muchas personas que se
atrevieran.
P. Luego su agradecimiento será eterno, ¿verdad?
R. Naturalmente. Aunque no sólo por lo que le he contado,
sino que en el tema profesional tampoco podré dejar de
agradecerle sus enseñanzas.
P. ¿A qué se refiere cuando habla del tema profesional?
R. A que yo estuve trabajando muchos años en una empresa
familiar y fue Vivas quien me aupó al máximo cargo que
dentro de esa empresa podía yo aspirar.
P. ¿Qué le enseñó?
R. Algo primordial: que en los trabajos se sabe cuándo se
entra pero nunca cuándo se sale. Con él he trabajado
sábados, domingos y festivos, si las circunstancias así lo
aconsejaban.
P. ¿Es Vivas persona capaz de tomar decisiones drásticas en
momentos oportunos?
R. Sí; pero sus muchos conocimientos le permiten medir bien
los pasos que ha de dar. Es cauto, y además detesta tener
que alzar la voz en público. Y en privado, le puedo decir
que muy pocas voces pierde los papeles. Sabe contener sus
emociones.
P. ¿Dónde cree usted que está el secreto para que haya
conectado tan bien con la gente?
R. En una serie de cualidades que le han dotado de una
condición que le hace ganarse la voluntad de los ciudadanos.
P. ¿Por qué entró usted a formar parte de la directiva que
presidía José Antonio Muñoz?
R. Por la amistad que me unía a él, mucho antes de que se
convirtiera en presidente de la Asociación Deportiva Ceuta.
Y desde luego, aunque me repita, porque el fútbol me
apasiona y mucho más vivirlo muy de cerca.
P. ¿Me está hablando usted de cuando el equipo consiguió
ascender a Segunda División B?
R. Efectivamente. Es entonces cuando yo aparezco en el seno
de la directiva.
P. ¿Le costó mucho trabajo al club tenerle a usted como
Miembro de la Comisión de Trabajo de Estrategia en la FEF?
R. Mucho. Fueron conversaciones arduas las que José Antonio
Muñoz y yo mantuvimos con Gerardo González, en su día, para
que el Ceuta estuviera presente en una comisión que sólo
tenía un miembro por grupo. Y a pesar de que un equipo
andaluz nos ponía todas las pegas del mundo, Gerardo
González accedió a nuestros deseos por medio de una decisión
propia.
P. ¿Me puede decir, dado que ha sido como miembro de esa
comisión de la Segunda B, si han hablado de reformar una
categoría que está total y absolutamente devaluada?
R. Sí. Hace dos temporadas se hicieron unos estudios por la
comisión para presentarlos a la Liga de Fútbol Profesional y
a la Asamblea de la FEF. A fin de modificar la categoría.
Pero debo decirle que el proyecto, salido de los estudios
realizados, se quedó estancado y no llegó a la FEF.
P. Usted sabe, y si no yo se lo digo, que la Segunda
División B nació con una idea que gustaba mucho a Pablo
Porta: que sirviera de acogida a los equipos que en pocos
años, procedentes de la Primera División, se veían hundidos
en el pozo de la Tercera División.
R. Algo he oído al respecto. Y, precisamente, la idea de la
comisión era formar dos grupos de Segunda División A y otros
dos de la B. Para que a ellos pudieran acceder equipos con
historia y campos adecuados al respecto.
P. Hablemos del ex presidente de la ADC. ¿Saben los
aficionados realmente lo que ha hecho José Antonio Muñoz por
el fútbol local?
R. No. Mire usted, igual que antes le dije que Vivas me
enseñó que hay que trabajar todas las horas posibles, José
Antonio me ha hecho ver que su afición por el fútbol le
lleva a no descansar en la tarea. Lo mismo me llamaba a las
ocho de la mañana que a altas horas de la noche para
hablarme de un futbolista que convenía observar
inmediatamente.
P. ¿Acaso le ha faltado el vender bien la gran gestión que
ha hecho durante tantas temporadas?
R. Sí. Esa es la principal razón que ha habido para que los
aficionados aún no hayan valorado, en toda su magnitud, la
enorme labor desarrollada por José Antonio Muñoz.
P. ¿A qué le achaca usted semejante desacierto?
R. Porque no ha querido figurar mucho. Es un hombre
reservado que no ha querido situarse en primera línea para
ir destacando cuanto de bien se estaba haciendo por el club.
P. ¿Es verdad que ha delegado en usted, muchas veces, para
que lo representara en ciertas reuniones?
R. Sí. Por más que yo le dijera que que era a él a quien le
correspondía participar. Lo cual evidencia sus pocas ganas
de figurar. Prefiere ir de un campo a otro para ver
jugadores que no verse metido de lleno en labores
burocráticas. No acaba de gustarle el protagonismo. Algo que
está muy bien, aunque en ocasiones se vuelve contra uno.
P. Aun así, ni siquiera un ascenso podría mejorar lo hecho
por el equipo bajo su mandato: jugar seis promociones de
ascenso y que el Murube haya sido visitado por lo más
granado de la Primera División en la Copa del Rey.
R. Es que el trabajo que hay detrás de esas promociones es
muy grande. Requiere conocer la categoría por medio de
muchos desplazamientos y tener innumerables contactos. De
esa manera, se pueden firmar futbolistas como Pedro Ríos,
Rubén, David de Cos, Diego Reyes, etc.
P. Pero además de esos conocimientos existe también lo de
poner los dineros por delante.
R. Sin duda. Ese es otro apartado desconocido para la gente.
En Tercera División, por ponerle un ejemplo, el presupuesto
era algo así como ochenta y tantos millones de pesetas. Y la
subvención recibida fue de veinticinco millones, en el mes
de julio. De manera que todo lo puso él de su bolsillo. Y
para qué decirle sobre avales.
P. Hay que reconocer que una labor así merecía el remate de
un ascenso.
R. Sin duda. El momento clave estuvo en El Ferrol. La imagen
de los directivos ferrolanos en el palco, hechos ya a la
idea de que no ascendían, la tiró por tierra un árbitro.
P. Llegaron a pensar que había una mano negra que impidió el
ascenso de la ADC?
R. Sí, sí.
P. ¿La localizaron ustedes?
R. Sí: aunque no me gusta hablar sin las pruebas en las
manos.
P. ¿Se fue el presidente porque estaba harto de las
zancadillas?
R. Los sinsabores de José Antonio venían siendo tantos que
llegaron a causarle un agotamiento que estuvo a punto de
hacerle abandonar la presidencia mucho antes. Y su
continuidad fue debida a que su hijo y yo terminábamos
convenciéndole. Pero llegó un momento en que ya no pudo
aguantar más.
P. ¿A qué momento se refiere?
R. Cuando se dirige por carta a la Ciudad para decirle que
quiere dejar la presidencia. Y hay una reunión donde
participan los más allegados colaboradores de Juan Vivas.
Nos dicen que la subvención se tiene que regir por la nueva
ley del deporte y bla, bla, bla. No hay convenio. Y se nos
adelanta que en enero, y bajo una serie de normas, se podrá
saber qué dinero nos tocará recibir. Entonces, cómo el
presidente podía atreverse a formar una plantilla para
ascender... Fue una manera muy sibilina de echar al
presidente.
P. ¿Se están cumpliendo esas normas?
R. No.
P. Si un día los aficionados deciden volverse al palco y
gritarle a Ernesto Valero lo de: “Vete ya, vete ya, vete
ya...” ¿Que le recomendaría?
R. Pues que se vaya sin pensárselo dos veces.
|