Cuando la consejera de Sanidad y Bienestar Social de la
Ciudad Autónoma, Yolanda Bel, llegó ayer al Matadero
Municipal, la actividad era ya intensa; varias personas
salían con sus corderos sacrificados (según la tradición,
mirando hacia La Meca, desangrados tras el degüello) y
despellejados. Bel felicitó a la comunidad musulmana “de
Ceuta, España. de Europa y del mundo” en una de las “fiestas
más importantes” de esta confesión religiosa. La consejera
resaltó que las expectativas higiénico-sanitarias se estaban
cumpliendo en la ciudad; se estaban dando las “condiciones
adecuadas” en la mayoría de los sacrificios. Este año el mal
de la lengua azul ha planeado sobre la festividad y ha
obligado a incrementar el celo en el control sanitario. “El
Gobierno no puede entrar en cada vivienda para ver lo que
sucede”, apuntó Bel; algunas familias han seguido la
tradición en sus casas, sacrificando los corderos en patios
o garajes. Pero a pesar de todo, cada año se suma más gente
a los espacios oficiales habilitados desde el Gobierno
local. La festividad de ayer contaba con siete carpas: Hadú,
Benzú, el Pasaje del Recreo, Miramar Bajo, Ferrocarril y las
barriadas del Príncipe Felipe y Alfonso. Cada una con su
matarife profesional. Concentrar todos los sacrificios en un
mismo espacio hubiera sido una tarea imposible, según indicó
la consejera, sobre todo por la necesidad de matar a tantos
animales en tan poco espacio de tiempo. En el Municipal
sacrificaron cerca del centenar de ovinos. De un tajo, el
matarife degollaba al cordero que moría desangrado. Después
de separar la cabeza y cuerpo, el animal era despellejado y
desprovisto de las vísceras. “Todo es aprovechable”, indicó
Turia, que esperaba su ejemplar en la puerta. Lo que no, fue
depositado en contenedores, que eran vaciados cada poco
tiempo por los servicios de limpieza e incinerados
posteriormente. Además de “no ser un problema específico de
Ceuta”, el objetivo de la Ciudad es que el cumplimiento de
las normas sanitarias sea generalizado, hecho que se afianza
año tras año, según indicó la consejera. De hecho, hasta
hace cuatro años la asistencia a los mataderos y carpas era
del veinte por ciento, cifra que se ha incrementado en cada
edición. Por otro lado, ningún problema sanitario se ha
derivado de esta celebración religiosa.
Los datos manejados por las autoridades indicaban que unos
6.000 corderos fueron ayer sacrificados en la ciudad. La
normalidad caracterizó una jornada que contó con un
dispositivo policial para garantizarla.
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La UDCE pide que la jornada sea festiva
La Unión Democrática de Ceuta (UDCE)
ha pedido al Gobierno local que declare las futuras
ediciones de la Fiesta del Sacrificio , la Pascua de los
musulmanes, como jornadas festiva.
Mohamed Ali, líder de la formación política, señaló ayer
que, “para evitar el agravio comparativo”, debería
declararse no laborable esta jornada, una medida que
afectaría a cerca de 1.000 empleados públicos en Ceuta.
En la administración de la Ciudad Autónoma de Melilla el Aid
El Kebir es festivo para el funcionariado, por lo que
Mohamed Ali ha solicitado al presidente ceutí, Juan Jesús
Vivas, que haga lo mismo en la ciudad, en la que vive un
alto número de ciudadanos musulmanes, alrededor de 30.000
personas.
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