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ACTUALIDAD - DOMINGO 8 DE ENERO DE 2006


Delirios kitsch en el mercadillo. EP

COMERCIO / REPORTAJE
 

Artesanía en serie y tesoros ‘kitsch’ en el mercadillo de La Marina

Un paseo por los tenderetes en busca de
los regalos más originales y divertidos
 

Si no ha tenido suficiente con la Navidad. Si las rebajas se le quedan cortas. O acaso necesita un detalle surreal, es usted adicto a las rarezas ‘kitsch’ o simplemente busca un regalo para vengarse de la enésima corbata que le regaló su cuñada, aún está a tiempo. El mercadillo de La Marina que hoy abandona Ceuta es su última oportunidad. Este es un paseo por una veintena de puestos llenos de artesanía en serie y caprichos delirantes. Abajo el regalo práctico.

La sorpresa está cara. Los mismos bolsos de cuero, ceniceros de barro clónicos, idénticos ponchos de lana y los mismos collares y anillos brillan en un puesto y en otro. En una ciudad y en otra. El mismo monedero de cuero o la misma tetera de ‘plata de ley’ podemos encontrarla en Ceuta o en Cáceres, en Madrid o en Barcelona. Pero buceando entre las mercancías siempre puedes quedarte boquiabierto.

Este tipo de mercados ‘hippies’, como popularmente se les conoce, son sin duda el reino de la plata de la bisutería de fantasía, entre la que puedes encontrar pendientes minúsculos con forma de plancha (de planchar) o conejito de playboy, o anillos con calaveras y sortijas con piedras preciosas de andar por casa.

Entre tantos lugares comunes del regalo (bolsos, gorros, guantes, bufandas, marroquinería y demás moda étnica) que se repiten año tras año, pronto te topas con la primera curiosidad. Tanú, un malagueño que regenta uno de los primeros tenderetes, es una de las curiosidades del mercadillo. Tanú personaliza, desde cinco euros, tazas, camisetas diminutas e incluso baberos. Curiosamente, las tazas de desayuno han sido el objeto personalizado más solicitado estas Navidades y una sola palabra, “Ceuta”, ha sido el diseño más estampado. Muchos ceutíes tendrán a su ciudad siempre presente desde ahora, al menos a la hora del desayuno.

Paraíso kitsch

El mercadillo es también el último paraíso kitsch. Dónde si no encontrar esos inquietantes perritos que balancean la cabecita en el salpicadero de los coches. Una joya que creía mos perdida para siempre y que tiene en los tenderetes de La Marina uno de sus últimos refugios.

Un poco más allá nos encontramos otra joya olvidada: los artículos de broma. Auténticos incunables como el cigarrillo-petardo, heces hiperrealistas, sobrecillos de azúcar con mosca de plástico para amargar el café a algún inocente, vendajes falsos... Un verdadero tesoro, todos los clásicos de la broma de ayer, hoy y siempre juntos.

Pero no todo es tan inocente. Colgados con pinzas de un cordel destacan “Los dados del sexo”, un sencillo juego erótico en el que un dado decide el dónde (la cocina, la bañera, el salón) y el otro señala la postura amatoria. Una desinhibida propuesta que no ha calado entre los compradores ceutíes. Quizá las fechas, entrañables y familiares, no sean las más propicias para el regalo picarón. O sí. Es habitual encontrarse con regalos salidos de tono; muy cerca de los ‘dados del sexo’ cuelgan varios llaveros bastante explícitos. Uno de ellos reza: “Si quieres sexo, sonríe”. Sonrío. Pero no sucede nada.

La delgada línea que separa la originalidad de lo chusco salta por los aires en muchos tenderetes. En uno de los últimos puestos un zoológico de imposibles, se agolpan regalos inauditos y figurillas decorativas que merecen un hueco en el código penal. En sus estantes conviven bulldogs malhumorados tocados con todo tipo de sombreros, con flores que rompen a bailar si das palmas, ristras de ajos de atrezzo, la última moda del “Corteinglés de Castillejo” o un completo kit de cepillos de pelo con la leyenda “Feliz 2006”.
 

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