Los Manuscritos comenzaron a utilizarse en 1860 y se
emplearon hasta mediados del siglo XX. Estos libros
reproducían más de 200 tipos de letra y servían para
acostumbrar al alumno a comprender cualquier clase de letra.
Además, facilitaban los modelos para redactar todo tipo de
cartas y documentos.
He tenido la gran suerte, en estos días, de recuperar, de mi
desordenada biblioteca, dos pequeñas obras. Se tratan de
“Guía del Artesano”, de Esteban Paluzíe y Cantalozella, una
autoridad dentro de la Academia de la Historia y otros
interminables títulos. Se trata de una edición de 1953. El
libro contiene los documentos de uso más frecuentes en los
negocios de la vida, y ¡240! caracteres de letra para
facilitar a los niños la lectura de manuscritos, tan útil a
toda clase de personas.
El objeto de la obra era, según el artículo 62 del
Reglamento vigente de Escuelas Públicas de Instrucción
Primaria Elemental, “se enseñará a todos los niños a leer
manuscritos, eligiendo entre éstos los que parezcan más
útiles, hasta tanto que haya en abundancia cuadernos
litografiados destinados a este objeto”.
“En las precedentes palabras, que literalmente copiamos, se
indica bien a las claras la necesidad de libros
litografiados, compuestos expresamente para enseñar la
lectura de manuscritos. Y en efecto, por poco que se medite,
se reconocerá la inmensa ventaja de dichos libros sobre los
proceso de causas civiles o criminales, y otros papeles
análogos, que muchas veces por precisión se debían poner en
manos de los inocentes niños, con detrimento de la moral y
escaso provecho de la enseñanza, por cuanto los documentos
mencionados no siempre versan sobre ideas sanas, ni están
escritos en la diversidad de caracteres de letras con cuya
lectura conviene se familiaricen los escolares. A fin, pues,
de llenar el vacío que revela el artículo citado me decidí a
publicar la presente obrita, que contiene 240 formas de
letra usual en nuestros días, y una colección de documentos
interesantes a la clase artesana, que es la más numerosa de
nuestra patria. El autor”.
El otro libro, más o menos con los mismos objetivos de “Guía
del Artesano” se titula “El primer Manuscrito” de D. José
Dalmáu Carles, Profesor y Director de la Esuela Nacional
Graduada de la Ciudad de Gerona, con fecha de la primera
edición, en Abril de 1905, y una edición de 1947 corregida y
aumentada.
En el prólogo de este libro “se invita a los maestros que
sería imperdonable error no considerar la Escritura como el
medio más eficaz para la enseñanza de la Lectura, es decir,
enseñando a leer escribiendo, simultaneando ambas
enseñanzas, el niño se identifica de tal modo con los
manuscritos, que prefiere su lectura a la de los de molde, y
esto es tan cierto, que algunos maestros competentísimos han
pensado formalmente en la conveniencia de prescribir por
completo los caracteres de imprenta, durante el primer
período del aprendizaje que nos ocupa”.
Incluyo, de “Guía del Artesano” un documento, ejemplo, que
se utilizaba para que un padre solicitara informe al párroco
cuando un hijo se quería casar con una joven residente en
otra localidad. “Al Rdo. cura Párroco de Sanlúcar de
Barrameda”. Cádiz, 10 de Noviembre. “mi venerado Señor:
Cumpliendo con los deberes que nuestra Santa Religión nos
impone, la presente no tiene otro objeto que el de molestar
a V. para que tenga la bondad de informarme de la familia de
D. Juan Samprivat y de la conducta de su hija María, pues
como un hijo mío establecido en ésa, llamado Eugenio, quiere
casarse con ella, es mi obligación, antes de dar el permiso,
informarme primero de las cualidades y circunstancias de las
personas con quienes habrá de emparentar.
Como en esa población no conozco a nadie de quien valerme
para tomar los referidos informes, me he dirigido a V. como
Pastor de la Iglesia, e incapaz de faltar a la verdad, para
que me diga cuanto sepa relativo a esa familia en la
inteligencia que de su contestación pende el dar
consentimiento a mi hijo.
Disimule la libertad que me he tomado, y disponga en cuanto
pueda serle útil este S.S.S.Q.S.M.B., Enrique Trobador”.
Del manuscrito “El Primer Manuscrito”, selecciono un
fragmento del capítulo “Caridad”.“Poco antes de las dos de
la tarde, Paquito y Sebastián se dirigían, contentos a la
escuela.
Eran alumnos de un mismo grupo, y ambos niños se distinguían
por su amor al Maestro, por sus buenos modales, por su aseo
y limpieza, por la atención con que escuchaban las
lecciones, por la reflexión con que las estudiaban en su
casa y por el esmero con que desarrollaban los deberes que
el profesor encargaba.
Al cruzar cierta calle, vieron a un ciego que, sentado en el
suelo, imploraba la caridad. De pronto, Paquito detiene el
paso, y va a poner una moneda de diez céntimos en la mano
del desgraciado.
Admirado Sebastián de la acción de su compañero, le
reprende, diciéndole: “¿Por qué has hecho eso? ¿No sabes,
acaso, que el ciego Pascualón es una mala persona? ¿Por qué
es una mala persona?, repuso Paquito. –Sí amigo mío. Tu no
conoces la historia de ese hombre, porque hace poco que
vives entre nosotros; pero yo te contaré, Pacualón era
pajarero, hacía ciegos a los pobres pájaros, quemándoles los
ojos con un hierro candente, a fin de que así cantaran más y
aumentarse su negocio. Cuanto ganaba se lo gastaba en
aguardiente, y hasta abandono o a sus hijos. Esto lo saben
cuantos conocen a Pascualón.
En verdad, que, si es cierto lo que dices, ese hombre ha
sido malo, muy malo, más hoy es un desgraciad....”
Resulta un tanto sorprendente, en los tiempos actuales, cómo
ambos libros son editados en Cataluña-Barcelona; los dos en
correcto español. La mayor parte de los documentos, que
posiblemente sean originales, insertados en “Guía del
Artesano” tienen como referencias localidades catalanas algo
impensable en la actualidad. El libro cumple
satisfactoriamente con sus objetivos. El otro libro “El
primer Manuscrito”, que invita los maestros a su utilización
como método simultáneo de lecto-escritura, tiene como “fin
lógico”, su importancia como factor contributivo de la
instrucción y educación del niño.
En resumen, dos magníficas obras, que, aún sin ser
utilizadas, tienen su vigencia, aunque sea en el recuerdo de
muchos alumnos, con los que aprendimos, ya que fueron
portadores de grandes valores, hoy, desgraciadamente,
desaparecidos.
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