La receta para ocho personas incluye: 500 gramos de harina,
125 de azúcar y mantequilla, 12 de levadura prensada, cuatro
huevos, un cuarto de litro de leche, rayadura de naranja y
limón y una pizca de sal. El colofón habitual consiste en
adornar el dulce con frutas escarchadas, pero pocos son los
osados a cocinar en casa el tradicional roscón de reyes. Los
pasteleros ceutíes tienen, entre el 4 y el 5 de enero,
jornadas laborales de 20 horas en los que se elaboran más de
10.000 roscones en toda la ciudad.
“Es el día cumbre de las pastelerías porque es la fecha en
la que más se vende”, asegura el pastelero de ‘La Campana’,
Jesús Manzanares. El roscón con relleno es el más vendido en
su establecimiento, con dulces como: nata, crema, trufa,
mermeladas varias y el “más peculiar” para Manzanares,
relleno de cabello de ángel.
Cuponazo
En la pastelería Vicentino, las colas de gente, el día 5,
van de 20 en 20, mientras, los trabajadores del obrador
decoran los cuatro tamaños de roscón habituales con melón
(rojo, verde y blanco) y naranja. En su caso, la fatiga se
salva con el buen humor porque la figurita que
tradicionalmente trae la buena suerte a quien la encuentra,
se ha adelantado en forma de ‘cuponazo’ con un premio de
35.000 euros para tres de los pasteleros.
El número 16.374 no ha evitado que “tengan que cumplir” y no
tengan fiesta el Día de Reyes. Pero lo compensan porque el
dinero “ya está repartido y lo celebramos trabajando”,
explica el afortunado Juan Martínez. En ‘Vicentino’, a
mediodía del 5 de enero, se tienen vendidos “más de 4.000”
roscones rellenos de nata, crema, chocolate... “de casi
cualquier cosa”, bromea.
En su pastelería se han comprado “más de 3000” figuritas de
cerámica para los dulces del Día de Reyes, provenientes de
China, comenta mostrando la caja, “por el momento, nadie se
ha atragantado aún”.
Aparte de los tradicionales dulces de pastelería, la oferta
comercial es amplia: los supermercados de la Ciudad Autónoma
registran compras de cerca de un centenar de roscones el día
5, y los novedosos sistemas de venta directa a puerta
también abarcan el roscón. Antes el cliente pedía al
pastelero, ahora los vendedores son lo que preguntan. Aún
así, la tradición de comprar en pastelería se mantiene
intacta.
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