Fiel a la cita, sin un fallo
posible, llegó el nuevo año que abría las puertas, de par en
par, al año 2006.
Y nosotros, con la misma fidelidad que el año, nos
dispusimos a tomarnos las doce uvas reglamentarias.
Unas uvas que no podemoacompañar, con cada campanada, por
mucho esfuerzo que uno haga, siempre falta tiempo y seguímos
comiéndonos las uvas, a pesar de que las campanadas del
reloj de la Puerta del Sol han finalizado.
Cuando el nuevo año empieza, todos echáms una mirada atrás
para recordar como fue el año que nos ha dicho adiós.Y todos
encontrámos algo bueno y algo no tan bueno, para evitar
tener que decir, algo malo.
A lo largo del año,como cada año que ha pasado, se han
sucedido cosas que , a todos, nos gustaría borrar de
nuestras mentes, pero que es imposible hacerlo, porque nada
se puede borrar de lo que ha pasado. Eso es algo que no
tiene solución.
Y así, de esa forma, empezamos un año nuevo, con las
esperanzas puestas que aquellas cosas no tan buenas que nos
ocurrieron el pasado año no nos vuelvan a suceder. Ojalá se
nos cumplan a todos ese deseo, y en este año que acaba de
empezar, consigámos ser felices.
Difícil es alcanzar la felicidad, pero no imposible. Todo es
proponerselo tratando de ser felices, al mismo tiempo que
intentemos hacer felices a los demás, porque en la felicidad
a los demás, va el conseguir la nuestra. Por intentarloque
no quede. No nos cuesta trabajo alguno.
Soñar con la felicidad es algo que no cuesta dinero, aunque
los sueños, como dijera aquel, sueños son.
Soñemos todos, con un mundo en paz, donde los hombres
déjemos de ser el mayor peligro para los hombres. Donde no
nos muestren imagenes de esos niños que padecen hambre, a
los que les da lo mismo que acabe o empiece otro año, porque
sus esperanzas siguen siendo, siempre, las misma, miradas
perdidas buscando, eso que alguien les prometió, pero que
jamás llegarán a alcanzar, comer cada día. Y seguro que
morirán sin haber perdido las esperanzas de que, un día,
tendrán algo que llevarse a la boca.
Y mientras se nos muestran a esos niños mirando sin mirar,
porque su mirada no va dirigida a ninguna parte, vemos en
algunas revistas, esas inmensas mansiones, decoradas con
todo lujo de detalle y donde sobra de todo lo que a esos
niños les falta.
Para qué tanta riqueza, para qué tanto lujo si todo ello, al
final, se queda en la tierra mientras todos ellos se marchan
sin poder llevarse nada.
Todo consiste, para todos ellos, en amasar una inmensa
fortuna y mostrarla para que todos veamos hasta donde llegan
sus poderes porque, sin discusión alguna el dinero, ese
papel suscio y maloliente que metaliza los corazones, es el
poder.
Todo es mentira, sólo vale el tanto tienes tanto vales, y
pobre de aquel que no tenga nada porque, entonces, es que no
vales nada.
Desgraciadamente, en el mundo, éste mundo de ambiciones
demedidas, de envidias, odios y rencores que nos ha tocado
vivir, hay millones de seres que no valemos nada, porque
nada tenemos.
El único consuelo que nosqueda,a todos aquellos que nada
poseemos, es que tenemos algo nuestro que ni todo el dinero
del mundo nos puede quitar, el orgullo, la calidad humana y,
sobre todas las cosas, el no depender, el no ser esclavos,
de ese asqueroso papel, que es el dinero.
Ese asqueroso papel del que son esclavos, adorando al dinero
como se adoró al becerro de oro sin preocuparse, por esa
esclavitud a la que están sometidos, más que tener cada día
más, sin acordarse de aquellos, sobre todos niños, que no
tienen nada que llevarse a la boca o que se dejan su
pequeñas almas en las minas sacando el mineral necesrio,
para que todos estos esclavos del dinero, sigan aumentando
sus riquezas.
Para acallar sus conciencias, si es que alguna vez la
tuvieron, participan con pequeños donativos, pequeños a
tenor de la fortna que tienen amasada, en alguna que otra
campaña que se haga para llevarles a esos niños una pequeña
esperanza de que, algún día, tendrán algo que llevarse a la
boca, mientras con sus miradas perdidas siguen arrancándole
riquezas a la tierra para devolverles ciento por uno, esa
pequeñas limosnas que han tenido a bien concederle estos
esclavos del dinero.
Me causa una pena enorme, cuando algunos de estos petéticos
personajes esclavosdel dinero, les cuentan a todo el mundo o
sea a los que son iguales que ellos, a otros esclavos del
dinero, que ha dado un dinero para esos niños pobres que
mueren, cada dia, de hambre tengan algo que llevarse a la
boca.
Y me causa esa pena enorme no por estos perrnajes, sino por
esos niños que, encima, tienen que darle las gracias, por
ese trozo de pan que hanrecibido de quienes tiran kilos y
kilos de comida a la basura.
Volverá a ser igual, nada cambiará, el rico será más rico y
el pobre será más pobre.
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