La Asociación Ceutí de Padres y Amigos de los Sordos
(ACEPAS), tras dos ediciones del curso de iniciación a la
Lengua de Signos, está estudiando ampliar la baraja hasta el
nivel de reciclaje. El interés de los alumnos ha ido ‘in
crescendo’ después del primer curso de continuación y ha
supuesto la suficiente motivación para la entidad
organizadora. Profesionales de múltiples sectores han
participado en los talleres que han impartido, en periodos
de tres meses, la intérprete Silvia Gil. Para ésta,la clave
es buscar la utilidad en el trabajo de los estudiantes. “En
términos prácticos, es una materia muy flexible, en
constante evolución”.
Las buenas perspectivas se afianzaron ayer durante la
entrega de los certificados del curso ‘Iniciación a la
Comunicación en Lengua de Signos’, que corrió a cargo de la
directora de la entidad, Fernanda González, y de la
responsable de Acepas.
En esta edición, se apuntaron catorce alumnos, de los que
finalizaron una decena. Cuarenta horas lectivas, dos días a
la semana, en horario de tarde, para familiarizarse con una
lengua que sin ser universal, comprende una utilidad “para
toda la vida”, valora Gil.
Respecto al perfil del alumnado, “no existe tal perfil”:
maestros, comerciantes, trabajadores de cara al público o
policías. “Lo que confluye en todos los casos es una
evidente curiosidad por ampliar conocimientos y aplicarlos a
su trabajo”.
En el curso de iniciación se ha apostado por los recursos de
primer contacto (frases de presentación, primera necesidad,
etc.), “ahora depende de los alumnos dar una continuación”.
En su opinión, la voluntad es fundamental para aprender, “en
otro caso, y como toda lengua si no se practica, se olvida”.
Gil asegura que lo más interesante de la Lengua de Signos es
su versatilidad: “es muy flexible, cambia según regiones,
verdaderamente amplia”.
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