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OPINIÓN - MARTES, 12 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

No está el horno para bollos, era una frase que se decía cuando las cosas no le iban, a uno, bien. Y esa frase es aplicable a mi persona, el pasado sábado, cuando fui a recoger el coche y no estaba en el lugar en el que lo dejé aparcado. Di varias vueltas alrededor del lugar por si, por un casual, uno que es una jartá de despistado lo había aparcado en otro sitio. Nada, ni la sombra del vehículo en cuestión. Así que decidí dar los pasos que, en estos casos, se suele dar. Me largué a la Policía Local, donde tengo que decir y digo, que se me trató de forma admirable y, después de que el agente hiciera las gestiones pertinentes, me comunicó que el vehículo, ni había sido retirado por la grúa, ni, por supuesto, se encontraba en los lugares habituales en esos casos. Desde ese mismo momento, me di cuenta, de que el vehículo me lo había robado. No había que ser un genio para llegar a esa conclusión.

Siguiendo los trámites ordinarios que se hacen en estos casos, me dirigí a la Comisaría de la Policía Nacional, a poner la consiguiente denuncia por robo. El trato exquisito de los agentes que me atendieron, me hicieron bajar la lata temperatura de mala leche que llevaba encima. Terminado el asunto, me voy a disponer a dar el último de los pasos que es, dar de baja al vehículo.

En fin que como se podrá comprobar, el pasado sábado, en mi persona, no estaba el horno para bollos, pero como dice la canción de mi amigo, Julio Iglesias, ”la vida sigue igual” . Nada cambia, los robos están a la orden del día y, ante la impotencia manifiesta de poder hacer algo, lo mejor es calmarse e incluso llegar a pensar, que hay cosas peores en la vida. Así que sólo cabía aplicarse aquello de “ajo y agua”. Porque, el coche, mi coche CE 2639 D, ese no va a parecer en la vida. Seguro que ya ha seguido el camino, que siguen todos los vehículos robados. Y, por supuesto, mentiría y jamás he mentido, de que a los ladrones les deseo lo mejor del mundo.

Al fin de cuentas, con el robo del vehículo, me han dejado mucho más pobre de lo que era porque es que, en estos momentos, no tengo ada que me pertenezca. Ya que lo único que era de mi absoluta propiedad era mi coche, un compañero que me ha acompañado y llevado hasta donde sus fuerzas, con diecisiete años a cuestas, le permitían. Y que conste en acta, amigo guardia, que el tío, mi viejo compañero de traslado de un lugar a otro, a pesar de los años cumplidos, había pasado la ITV y estaba dispuesto a seguir llevándome, a donde quisiera ir, durante muchos años más.

Uno que es un romántico empedernido, siente en el alma que me hayan robado mi viejo coche, compañero de tantas idas y venidas, de tantas lluvias aguantadas, en los campos de fútbol, esperándome pacientemente que terminara mi labor para devolverme a casa y, de nuevo, volver a quedarse a la espera de que lo volviese a necesitar. Gran tipo este viejo amigo que, jamás, me dejo tirado en ninguna carretera, siempre me devolvía a mi lugar correspondiente.

En fin, que aunque no esté el horno para bollos, pues hay que seguir al pie del cañón pesando, porque hay que pensar, que cómo es posible qué en veinte kilómetros cuadrados, sea tan fácil hacer desaparecer un vehículo y hay algunos más robados que el mío.
 

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