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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

¡Lástima de todo!
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Iba a titular este articulo ¡Lástima de Marbella! Porque he vuelto chocada tras pasar una tarde en Puerto Banús, otrora elitista, chic y símbolo del glamour, amen de rigurosamente custodiado por la temible Policía Municipal del descansado Jesús Gil. Marbella, a nivel municipal y de recalificaciones puede que fuera la Cueva de Alí Babá, pero era un lugar relativamente seguro frente a la escalada de los delitos en España. Seguro y cuidado. Ayer me contó un amigo que vive en Huerta Belón, ex paraíso de la tranquilidad medio-burguesa, nada de excéntricos millonarios saudíes, que a la vuelta de su esquina robaron simultáneamente cinco chalets habitados.

Lógico. Nadie parece comprender a nivel aeropuertos y frontera de la Junquera que es raro que un albanés o un kosovar vengan a España a practicar turismo cultural o la ruta de los balnearios, más que raro, parece altamente improbable. ¡Y es todo tan fácil! Ante la fama de nuestro sistema penitenciario, garantista y laxo, los Convenios Internacionales que permitan pasaportar a los criminales a cumplir sus condenas en las cárceles de sus países. Tan solo la propuesta desinflaría los delitos en España en un santiamén. Pero no todo en Marbella son asaltos a chalets. Hay que ir por curiosidad a Puerto Banús para contemplar el espectáculo asombroso de no menos de cincuenta senegaleses, inmigrantes ilegales todos ellos, vendiendo en la calle principal objetos falsificados. Delito contra la propiedad industrial y falsificación de marcas.

En la puerta de la boutique de Louis Vuitton ofrecen los bolsos y los maletines falsificados, en la puerta de Gucci las mejores réplicas de la mercancía, gafas y cinturones incluidos, Dolce Gabanna no debe vender una escoba porque, los ilegales ofertan con insistencia sus artículos en falso y Carolina Herrera ve toda su exquisita marroquinería ofertada a treinta o cincuenta euros. Y ni un policía local que echarse a la boca.

Otros eran los tiempos en los que, en Marbella, se contaban más municipales que viandantes y se decía de la ciudad que “Puedes dejar un visón en un coche con las puertas abiertas y no pasa nada” Ahora si pasa, pasa todo, por la estulticia y la miopía de los sucesivos gobiernos y porque para ellos nunca ha existido la frase “La imaginación al poder”. ¿Qué que se hace con los miles de senegaleses que su gobierno se niega a repatriar, potreando a nuestro Zetapé? La solución se le ocurre a un párvulo : se reúnen por cientos y se les embarca en un navío de la Armada custodiado por la Legión. Junto a este navío una fragata, se les lleva a aguas senegalesas, los soldados se transbordan a la fragata y se les deja allí a disposición de sus autoridades, barco incluido que luego se reclama y así en sucesivas veces. Si vienen las criaturas es por el falso espejismo de los cuarenta días en unas instalaciones y luego a volar y a vender falsificaciones.

Si conforme van llegando se van embarcando, tras la asistencia humanitaria y en menos de una semana están de vuelta, es lógico que se desmotiven.

Y si el Gobierno no sabe maneras que pregunte a Sarkozy que lleva a más de veinte mil expulsados en un año. ¿Qué las oenegés clamarían? Pues se les retiran las subvenciones y esos dineros se destinan a nuestros jubilados de pensiones de trescientos euros. Todo es simple y fácil, sencillamente copiar a los franceses, porque esto es una lástima.
 

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