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OPINIÓN - SÁBADO, 9 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Ventoleras
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¡Valiente jodienda, con perdón de la palabra! Nada menos que catorce comunidades estamos en alerta en previsión de lluvias, temporales, vendavales, nieves, rayos y centellas (esto último me lo acabo de inventar y no lo da Europa Press sino que era la exclamación favorita del remilgado Capitán Trueno de mis años infantiles). Pero el mal tiempo deprime y pone de un pésimo humor a la generalidad y más aún a ese 6% de la población que , según las agencias, necesita ayuda psicológica. ¿Qué si yo necesito ese tipo de ayuda? Bueno, lo cierto es que no he ido a un psicólogo en mi vida porque “lo mío” es de psiquiatra y de esos he ido a algunos, hecho del que me siento tremendamente orgullosa y que resulta muy gratificante y en cierta manera snob.

Vamos, que soy de esas personas, no cultas, sino culturetas, que se atreven a desgranar sus problemas, tirar de libros de psiquiatría a nivel divulgación y autodiagnosticarme. Luego, con mis problemas y manías plenamente identificados, me alargo a mi neuropsiquiatra de cabecera. Le desgrano la sintomatología con soltura y ayudándome de apuntes y pido que me suministre esos milagros del Espíritu Santo de venta en botica que son los medicamentos y los remedios. Yo en la química tengo mucha fe, porque veo y siento en ella el resplandor de mentes de investigadores iluminados por Dios. En la psicoterapia creo regular, aunque he tenido en el psicoterapeuta José María Doria mi mejor guía en el conocimiento del control de las emociones y la Programación Neurolingüística que es mi pasión y mi afición. Luego, para temas de conducta y de comportamiento me dirijo al cura párroco de mi iglesia del Palo para que me encarrile con sus consejos y pareceres.

Pero, problemas mentales y de conducta aparte, lo cierto es que, el puente se chinga con el mal tiempo, los adornos navideños que trazan guirnaldas de acebo sobre las calles se bambolean con la ventolera que para mí que nos viene del Estrecho y apuesten cualquier cosa a que Gibraltar luce sobre la roca una peineta de nubes de levante.

¿Qué el viento desencadena crisis de ansiedad y aumenta el malhumor? Si. Y da dolores de cabeza y se mete la porquería del aire en suspensión en las lentillas y corres el riesgo de restregarte y que se te dañe la cornea. Encima, si a las ráfagas se une lluvia racheada es asco y medio, aunque, mi psicoterapeuta me ha adoctrinado y preparado para extraer siempre lo positivo de lo negativo y es indudable que, el espectáculo de los elementos desencadenados tiene algo irresistiblemente hermoso en fuerza cromática.

¿Han contado alguna vez los infinitos matices de gris de una tormenta? Yo no. Mi marido, el viejecito, que es pintor si los ha analizado para robárselos a la naturaleza y plasmarlos en óleo sobre tabla y enviarlos a uno de sus dos museos, en lugar de vender el vendaval y darme a mi los cuartos para que me los gaste en un psiquiatra magnífico que dicen que te cura en el hospital Vall d´Hebron de Barcelona. O en la nueva máquina, invento de los samuelitos, que se ha traído el psiquiatra Enrique Rojas a su consulta de Madrid, que te la ponen en la sesera, te meten una docena de viajes y te quitan la depresión ¿Qué si es como el electroshock? No, es algo más fino para ayudar al 6% que sufrimos especialmente la ventolera. Y no la hay en la Seguridad Social.
 

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