Llevaba el metijón mucho tiempo
sin llamarme. Y llegué a pensar que estaba molesto conmigo
por cualquier comentario que hubiera herido su
susceptibilidad. Pero ayer salí de dudas cuando me puse al
aparato y descubrí que era él quien deseaba hablarme.
-Estoy en Mallorca desde hace más de un mes. Por cierto, que
me he acordado de ti muchas veces.
-¿Por qué?
-Por la corrupción que hay. Y de la que tú me has ha hablado
en ocasiones. Sobre todo de aquel juez que sentó
jurisprudencia con una sentencia acerca de los cheques
impagados y luego fue al talego por llevarse un porcentaje
de quienes lograban cobrar los talones.
-De eso hace ya muchos años. Y te recuerdo que el juez se
labró sus desgracia no por el asunto de los cheques
impagados sino porque su lascivia le hizo cometer errores
que le condujeron a ganarse enemigos muy poderosos. Lo de
siempre, amigo, los hombres suelen perderse por la bragueta.
-Por cierto, te he leído todos los días por medio de
internet y me gustaría preguntarte por ese lío que se ha
armado en relación con un tal Sánchez Paris.
-Tú lo has dicho: lo de Sánchez Paris es un auténtico lío;
es el ejemplo de una contratación mal hecha en todos los
sentidos, aunque el contratado pudiera ser una persona muy
válida para asesorar al presidente de la Ciudad.
-¿Tú crees que Juan Vivas ha sido el primer interesado en
hacerse con los servicios de alguien que ha declarado haber
militado un montón de años en el Partido Socialista?
-Juan Vivas no conocía a Francisco Sánchez Paris de nada.
-Pues quien haya abogado por hacerse con los servicios del
asesor tendría que haber pensado en no causarle trastornos
al presidente de la Ciudad.
-Desde luego que sí. Aunque ya sabes que el presidente
carece de gente a su alrededor que piense bien. Esa gente va
a lo suyo. Y le importa muy poco dañar la imagen del
presidente. Ya que viven convencidos de que JV ganará las
elecciones de calle.
-Bien. Pero esa gente no para de meter la pata. Tú mismo has
escrito que deberían los cargos populares dejarse asesorar
muy bien antes de pisar las televisiones locales.
-Cierto. Y ahí está el PSOE agarrado a esas declaraciones
sobre aquel asunto tan desagradable de quien fuera
secretario general de Nuevas Generaciones y asesor del Grupo
Parlamentario del PP en la Asamblea.
-Lo que no entiendo son los motivos que le impiden al
presidente de la Ciudad decir hasta aquí hemos llegado y
basta ya de cometer errores de bulto.
-Yo tampoco. Máxime cuando hay una ventaja en ser
presidente: “Nadie te dice dónde tienes que sentarte”.
-A lo mejor, no sé si serás de la misma opinión, Juan Vivas
está esperando otro nuevo triunfo en las urnas, tan
espectacular como el anterior, para desprenderse de tanta
vulgaridad como reina entre quienes lo circundan.
-Muy difícil me lo pones. Ya que a Juan Vivas le cuesta lo
indecible romper con moldes establecidos.
-¿Es verdad que hay alguien en el PP que se han permitido el
lujo de pedir que echen a cierto periodista de un medio?
-A mí me lo han asegurado. Si bien he de decir, tan alto
como contundentemente, que Juan Vivas es incapaz de dejar a
nadie sin empleo. Una canallada de ese tipo no entra en los
cálculos del presidente de la Ciudad.
-¿Pondrías tú la mano en el fuego por lo que me estás
diciendo? -Sí. Sin dudarlo lo más mínimo.
-Oye, Manolo, para despedirme, no te leo nada acerca
de José Antonio Rodríguez.
-Es que hace mucho tiempo que ni lo veo ni le oigo. Y mira
que me cae bien.
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