“Y es la historia de un amor, como
no hubo otro igual, que nos hizo padecer todo el bien y todo
el mal..”. ¡Que bonito es el amor! ¡Que maravilloso es ver a
dos enamorados, cogidos de la mano, contándose sus aventuras
y desventuras!. Mientras uno le va contando mentiras y el
otro se la va creyendo. El amor, es el amor. Ya lo dijo
aquel, “has el amor, no hagas la guerra”.. Me emociona, qué
quieren qué les diga soy un romántico empedernido, ver a una
pareja de enamorados, mirándose fijos a los ojos, cogidos de
la mano y haciendo planes para un futuro no muy lejano, que
les lleve, a ambos dos, a alcanzar el paraíso de la
felicidad eterna, uniéndose de por vida. ¡Que bonito es
estar enamorado!.
En mi constante caminar, por los diversos rincones de mi
tierra, siempre me encontrado con parejas de enamorados
cantándole, al mundo entero, su amor. Ellos, la pareja de
enamorados, quieren que el mundo entero sea testigo de su
amor del uno al nueve, o sea un amor “sin..cero”.
Hace par de días caminaba frente al jardín de la Plaza de
Afríca cuando mi corazón, de romántico empedernido, dio un
vuelco, al comprobar, a una pareja que caminaba cogida de la
mano contándose todos los secretos del mundo. Dejé volar mi
imaginación llena de fantasía, de esa fantasía maravillosa
que, en ocasiones, tenemos los que nos dedicamos a juntar
letras e hice una historia de amor como no hay otra igual,
basada en aquella irrepetible pareja de enamorados. Decidí
que, al llegar a casa, me sentaría ante el ordenador,
dejaría en libertad a mi fantasía y trataría, dentro de mi
escasos conocimientos culturales, escribir una gran historia
de amor sobre aquella pareja que había visto pasear, por la
Plaza de Africa, cogidos de la mano.
En los momentos de sentarme ante el ordenador, hubiese dado
algo, incluso lo que no tengo, porque mis escasos
conocimientos culturales, se hubiesen transformado en la
pluma genial de uno de los más geniales escritores
españoles, mi admirado y llorado amigo, José María Pemán.
Ese gran español, gaditano sin par, sobre cuyos escritos se
derramaba con toda la gracia gaditana, toda la salina de su
Caí natal.
Ya lo decía Calderón “los sueños, sueños son”. Y eso era
para mí, un auténtico sueño, el acercarme ni tan siquiera un
poquito a la genial pluma del ilustre gaditano, con quien
tantos buenos ratos tuvo la enorme suerte de compartir y
aprender de su sapiencia.
Difícil lo voy a tener para poder escribir esa historia de
amor, de esa pareja sin igual, dado mis escasos
conocimientos culturales que con gran esfuerzo, por mi
parte, como mucho sólo me valdrían para alcanzar un puesto
de asesor al lado de algún amiguete que a bien tuviese
echarme una mano, dada mi paupérrima economía, y
solucionarme los problemas de mi vida, en cuanto a economía
se entiende.
No tengo solución, cómo voy a pretender escribir esa
historia de amor, entre esta pareja sin igual, con estos
escasos conocimientos culturales que adornan mi persona.
Tengo que hacer un esfuerzo, tengo que escribir esa historia
de amor. Para inspirarme he puesto un disco de la Pantoja,
ese que dice: “ Hoy quiero confesar que estoy enamorada...”
¡Vaya par!.
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