El uso que los niños hacen de las conchas ergonómicas
situadas en la nueva Plaza de los Reyes, ha suscitado un
interés bastante especial que ha trascendido al gobierno de
la Ciudad Autónoma.
Las conchas de diseño no podrían pasar desapercibidas en ese
perfil tan característico que tiene el caballa de no estar
contento con casi nada o protestar por casi todo. Por otro
lado, es una condición natural del ser humano. Para muchos
el gusto está en la variedad.
Sin duda, la nueva Plaza de los Reyes no deja a nadie
indiferente.
El recuerdo de aquellas zonas limitadas por barandas de
césped, aquellos suelos de colores y aquella fuente circular
en el centro casi se nos ha borrado de la memoria. Si no
fuera porque el posterior monumento a las cuatro culturas y
sustituto de aquella fuente emerge, con las pretensiones de
majestuosidad que nunca tuvo, en alguna de nuestras
rotondas, también lo habríamos olvidado.
El ejercicio que Ángel Moreno nos ha puesto a los caballas
en vísperas de las fiestas de Navidad es bastante
complicado. Porque nadie, salvo él mismo y las cuadrillas
que trabajaron mañana, tarde y noche, para cumplir con las
fechas de ejecución, conocían el resultado. Aquellas
fotografías adosadas a la chapa que acordonaba las zona en
obras intentaban orientarnos con poco éxito de cómo quedaría
la nueva Plaza de los Reyes.
De repente, la Plaza de los Reyes ha estirado, ha aumentado
de tamaño. El negro y el gris son su base pictórica y un
antiguo portal, recuerdo de otros tiempos, reproduce un
pedazo de la historia de la ciudad. La fuente ha regresado,
pero más sofisticada y por supuesto, iluminada. Los bancos
son pequeños sillones sacados de una revista de diseño. Han
tomado forma serpenteante o se mimetizan con las jardineras
que alojan las palmeras que, según impresiones, fueron más
altas alguna vez.
Todo un ejercicio de estilo, sobriedad y modernidad.
Los tiempos cambian y el corazón de la ciudad ha cambiado
notablemente. El concepto de plaza ha evolucionado. Los
niños han evolucionado. Las zonas de juego ya no son lo que
eran.
El día en que se inauguró la Plaza de Los Reyes, a pesar de
la llovizna, la confusión entre los paraguas, las
autoridades y los medios de comunicación, los niños
destacaban por completo y se lo pasaban de miedo subidos a
unas formas ergonómicas, dando vida a tanta modernidad que
un principio parecía tan fría.
Los niños subía y bajaban, se tumbaban, saltaban, gritaban y
hacían todo lo posible por coronar uno de los huecos de esas
conchas. Algo tan frío, tan macizo, tan extravagante, se
había convertido en la zona preferida de todos ellos.
La imaginación de un niño no tiene límites.
Los padres estaban donde tienen que estar, velando por la
seguridad de ellos. Rodeando las conchas o como se llamen
los elementos ergonómicos. De la misma forma en que están
atentos cuando se balancean en un columpio o trepan por un
amasijo de hierros para deslizarse por un tobogán cubierto.
Es fabuloso que estas piezas se hallan convertido en un
elemento a debatir no sólo en la calle, también en el seno
del gobierno de la ciudad. Como fabuloso es acuñar y
escuchar términos del tipo “de diseño”, “espacio del siglo
XXI” o “espacio diáfano”, para referirnos a un trozo de
nuestra tierra.
Esto únicamente indica que nos estamos modernizando y
culturizando. Porque la Plaza de los Reyes y su entorno
pertenecen a nuestra nueva cultura. Cultura es todo lo que
agita, lo que se mueve, lo que suscita interés o
controversia. Opinar es cultura. La nueva arquitectura de la
ciudad es cultura.
El peligro que entrañan estas sinuosas piezas para los niños
podría ser un interesante debate sobre comportamiento y
educación. Aunque supongo, que los padres preocupados por
sus vástagos, estarán tan atentos a ellos como cuando juegan
en los tradicionales columpios.
Recogiendo las palabras de la portavoz del Ejecutivo local,
Yolanda Bel, “en la Plaza de los Reyes siempre ha dado mucho
el sol”.
Esperemos que los toldos sean por lo menos tan sofisticados
como estos nuevos columpios y que generen tanta controversia
como las conchas, estando a la altura del entorno y sobre
todo del ejercicio que Ángel Moreno ha proyectado para todos
los ceutíes.
El próximo examen tendrá como tema las zonas de sombra cara
a la época estival.
Moneda de euro incluida.
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