¡Menudo culebrón se han montado
los abogados de los etarras! Que si iban a indemnizar a dos
criminales extraditados de Venezuela con cincuenta millones
de las antiguas pesetas, que si Chaves iba a concederles la
nacionalidad a otro ramillete de asesinos de ETA. Lo cierto
es que todos nos quedamos estupefactos. Porque una cosa es
que Hugo Chaves sea un payaso pontificador con su “supuesta”
revolución bolivariana por bandera y un populismo chabacano
que haría palidecer al mismo Jesús Gil y Gil, pero que
encanta al pueblo porque, a nosotros, los del populacho, el
populismo nos encandila y la melindrosidad política nos
exaspera. Una cosa es el antiimperialismo chafardero de
tintes indigenistas y otra que se busque gratuitamente
enemigos amparando a terroristas, porque la apuesta de
tenderle una mano a criminales que acumulan, así, a
mogollón, cuarenta asesinatos es enfangarse sin necesidad y
Chaves, en el fondo, es una persona con clase, por mucho que
cante merengue en directo por televisión. Porque luego, a la
hora de la verdad y para gestionar los machacantes, se busca
de banquero a la aristocracia de la banca es decir, al papá
de Margarita de Vargas Santaella, la preciosa e impecable
esposa del príncipe Luis Alfonso de Borbón, que se casó de
blanco con fundamento, porque de blanco se casan las que van
mocitas, lo otro es abaratar y reírse del concepto de
pureza. La usada que marida de blanco lo hace por folklore y
la gente encima hace comentarios y suelta risitas. Yo se
bien lo que me digo.
Eso sí, el bulo de la indemnización y de las nacionalidades
ha corrido como la pólvora, Zetapé palideció cuando fue
interrogado al respecto mientras visitaba Senegal para
enterarse de cuanto dinero tenemos que soltar para repatriar
a los miles de senegaleses ilegales que pululan por España.
Se quedó lívido pero estuvo contenido y correcto, no en vano
fue de los primeros en felicitar al populista por su nuevo
triunfo, un triunfo donde el pueblo ha votado encantado ya
que se les ha prometido darles dinero de la inmensa riqueza
del petróleo. Mejor hubiera sido construir buenas viviendas
sociales para erradicar el chabolismo, montar escuelas y
centros de formación profesional, darle al pueblo una caña y
obligarle a aprender a utilizarla porque meter el pescado en
la boca del hambriento no es solución ni a corto ni a largo
plazo.
Aunque claro, si Venezuela consistiera en transformar a sus
millones de pobres en clase media a fuerza de educación
obligatoria, trabajo obligatorio y culturización
obligatoria, entonces Chaves no ganaría, porque las clases
medias votan a su rival. El voto chavista que es el voto de
los millones de chabolistas que se ilusionan pensando en que
recibirán una paguita del petróleo y a los que engatusa con
una sanidad gratis, no de grandes centros hospitalarios e
innovaciones tecnológicas, sino de dispensario de
asentamiento y antidiarreicos de balde. El populismo puro y
duro es así, como se vive en el inmenso culebrón que es
Venezuela con sus concursos de misses que son acontecimiento
nacional, con las telenovelas que enamoran a las masas y con
el papá de María Margarita a la vera de Chaves empapándole
de glamour y de buen tono. Los criminales no tienen glamour,
son unos amargados zarrapastrosos, no “dan la imagen” en el
culebrón.
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