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OPINIÓN - MARTES, 5 DE DICIEMBRE DE 2006

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La lección de los niños en el Pleno

Los niños devolvieron al salón de Plenos de la Asamblea esa frescura de la que estaba tan necesitada la sede del parlamento de Ceuta. La ingenuidad, el compromiso, la ilusión, la esperanza... los ceutíes del mañana hicieron perfecto uso de un salón destinado a soportar, al menos, una vez al mes el peso del funcionamiento institucional de la Ciudad Autónoma.

Niños y niñas de varios centros escolares de la ciudad ocuparon con desparpajo los asientos destinados a los que en otros lugares llaman ‘señorías’ y que aquí sólo llamamos diputados, en un alarde eufemístico y grandilocuente del término concejal o edil de toda la vida.

No tendría que dar para mucho más esta recortadita autonomía otorgada en su día como solución ‘aplacaconciencias’ para los que nos dejaron fuera de una provincia, de una región y casi hasta de la Constitución de no ser por la Transitoria V, esta transitoria tan peleada por quienes todavía ni Ceuta, ni sus instituciones han agradecido o reconocido suficientemente la dedicación de aquellos parlamentarios preconstituyentes.

Don Serafín Becerra, Don Antonio Domínguez y Don Francisco Lería merecen no sólo el respeto, que lo tienen, sino el recuerdo permanente de las nuevas generaciones de ceutíes que nacieron en la Democracia y que, por mor de nuestra debilitada memoria histórica, parecen que estén condenados a un injusto ostracismo.

Pero lo que nos ocupaba era la presencia de los niños en el salón de Plenos conmemorando, así, con cierto adelanto, el Día de la Constitución. Son niños de la Democracia que han nacido y viven en libertad, en un estado de derecho y protegidos por la Carta Magna que iguala a todos los españoles sin distinción.

El Palacio de la Asamblea, el Ayuntamiento de toda la vida, ha disfrutado de una jornada maravillosa porque los niños han sabido dar, un año más, una lección a los mayores.
 

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