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OPINIÓN - LUNES, 4 DE DICIEMBRE DE 2006

 
OPINIÓN / DAR RIFFIEN

Cuando Marruecos sea islamista

Por J.L. Navazo


¿Son de fiar los musulmanes, en Europa o en sus países de orígen?. Naturalmente que sí. Pero ahondando un poco y sin zambullirnos en semántica, ¿qué diríamos de los islamistas?. ¡Ah!, la cosa ya es otro cantar debiendo de empezar por acotar de qué tipo de islamistas estamos hablando, aunque en puridad los objetivos de todos (pacíficos o violentos, legales o ilegales) sean los mismos: islamizar la sociedad a través, cómo no, de un Estado islámico.

Viene esto a colación sobre el libro de los periodistas franceses Nicolás Beau y Catherine Graciet (“Quand le Maroc sera islamiste”) recientemente publicado en las ediciones La Découverte y que está revolviendo el cotarro, porque de eso precisamente se trata: ¡hágase la luz y abajo las caretas!. A las cosas por su nombre o en el verbo del incorruptible Unamuno: al ladrón, ladrón y a la puta, puta. Y sigamos.

Los autores, citando solventes fuentes de inteligencia tanto marroquíes como francesas, recogen la frase lapidaria de un alto cargo de las últimas que no se corta ni un pelo afirmando (y menos mal porque ya no me siento tan solo) que La situación es peligrosa. Marruecos es como Rusia en 1916. Beau y Graciet recogen, entre un cúmulo de datos que ya punteaban y en sintonía con los que en varias ocasiones adelantamos, los siguientes:

- La presunta guerra de clanes entre los más altos cargos de la seguridad marroquí, dato asumido por el propio Mohamed VI, quien tras los atentados de mayo de 2003 en Casablanca se habría persuadido de que sus servicios habrían sido superados por los acontecimientos

- El informe del IFRI (Instituto Francés de Relaciones Internacionales) del 15 de febrero de 2006, según el cual el 44% de los jóvenes marroquíes entre los 16 y los 29 años consideran que Al Qaïda no es una organización terrorista.

- El encuentro, en presencia del hijo del líder libio Gadafi, del fundador de la organización terrorista Chabiba Islamiya, Abdelkrim Mouti, condenado en ausencia a muerte en 1980 (Mouti habría encontrado asilo, primero en Arabia Saudí y luego en Libia) con el número dos de la DST (Dirección de Seguridad del Territorio): según esto, Al Qaïda estaría detrás del atentado de Casablanca y los terroristas de Al-Sirat al-Moustakin no serían más que unos “tontos útiles” (por emplear la vieja jerga comunista) que habrían hecho el trabajo sucio.

En todo caso, los autores de esta densa publicación dejan traslucir en lo referente a la dinastía alauí varias impresiones que revelarían, a mi juicio, otras tantas líneas de fractura:

- Una social: el país, pese a los notorios esfuerzos de su jóven monarca, no acaba de despegar económicamente y las consecuencias las estaría pagando una amplísima parte de la población más desfavorecida.

- Otra ideológica: el campo religioso se habría ya escapado del control de la autoridad central, el Majzén, abriéndose las puertas de la interpretación del Corán a corrientes no ya diferentes, sino francamente contrapuestas, a la ortodoxia oficial del sunnnismo-malikismo, consustancial al régimen marroquí.

- Finalmente una tercera legitimista, que afectaría directamente a la línea de flotación de la monarquía cuestionando su aceptación desde los parámetros religiosos. Pienso que va a ser muy difícil para Mohamed VI seguir deslizándose por el filo de la navaja, intentando conjugar tradicción y modernidad concentrando, a la vez, todos los poderes. Por no hablar de una contradicción in extremis, pues por imperativo político-religioso el primer “islamista” es el propio rey. Digamos que hay unos topes (que ya ha rozado, forzando por ejemplo al Parlamento a la ratificación del Código de la Familia, la Mudawana), una línea roja que no puede traspasar pues si lo hiciera estaría incumpliendo no ya la b´eia (pacto entre el rey y el pueblo) sino lo que sería más grave: el rol propio de Emir al Moumenín, por lo que en teoría y en función de los parámetros del poder en el Islam podría ser depuesto o, al menos, ampliamente cuestionado y desobedecido.

En suma, la publicación no deja de constatar el hervidero social e ideológico en el que está sumido el país. Por decirlo de alguna forma, lo que se está dilucidando en el fondo a mi entender no es otra cosa que el amarre definitivo del viejo Reino de Marruecos en una de las tres corrientes en las que se ve arrastrado: el africanismo tribal, el oriente islamista o el occidente liberal.

Por lo demás parece útil echarle una mirada a las dos principales fuerzas islamistas en boga: el Partido de la Justicia y el Desarrollo, camino de una mayoritaria presencia parlamentaria y Justicia y Espiritualidad, dueña de las calles. En cuanto al primero, llaman mi atención unas cuidadas y reservadas declaraciones al semanario francés Le Point en las que el secretario general del PJD cuestiona, a priori, la posibilidad de llegar a ser en un futuro Primer ministro: Esta eventualidad es poco probable. ¿Se cura con ello en salud o envía El Othmani un aviso a navegantes?.

Por otros derroteros marchan los destinos del movimiento fundado por el jeque Yasin. El abrazo de hierro en el que se ha enfrascado este año con las autoridades no deja de pasar factura en todos los frentes: dentro del país y en el extranjero, donde la diplomacia marroquí ha ido cosechando magros frutos. Es en este sentido donde habría que encardinar la filtración al diario Aujord´hui de una reunión secreta el sábado 25 en una mezquita en España del segundo de abordo del movimiento islamista, líder en la región oriental y destacado miembro de su círculo político, Mohamed Abbadi. En abril y septiembre de este año Abbadi habría viajado al Levante español, manteniendo entrevistas con la directiva de la FIRM (Federación Islámica de la Región de Murcia, no reconocida por el ministerio español de Justicia, apunta el diario) y varias asociaciones satélites de la región, así como con imames influyentes entre los que estaría su yerno, Saîd Mhedi.

Tampoco hay que ir tan lejos: desde la cercana Castillejos se tutelan varias asociaciones afines en Ceuta, que utilizarían como pantalla a gente neutra. Quizás la más infiltrada se encuentre

en nuestra Ciudad entre Portugal y los viejos Regulares, mira, mira, mira que diría tocando la campana -lela y extasiada en el séptimo cielo- la mujer del famoso torero de Ubrique.

Sigo por lo demás escudriñando el por qué de las reiteradas negativas del gobernador de Rincón-Castillejos (de quien depende, tome nota don Jenaro, el control del Tarajal) a reunirse con el delegado del gobierno García-Arreciado, pese a los intentos de éste. Puede que la llave de acceso se encuentre en el recibimiento previo, en la Plaza de los Reyes, a un polémico y curioso personaje que desde enero ha cogido carrerilla, consiguiendo unas cuotas supletorias de protagonismo y con ellas -guste o no- mayor representatividad.

Mientras tanto y en Tetuán las fuerzas de seguridad detenían, durante la semana pasada, al menos a siete presuntos responsables de la red que envía suicidas de Dios a inmolarse en el polvorín de Oriente Medio.
 

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