Nos recibe en su casa con una sonrisa de oreja a oreja, “aún
no me creo que me hayan concedido esta distinción, creo que
no me lo merezco” asegura mientras nos hace pasar al salón
de su casa, situada en Villajovita. Y es que esta mujer, con
43 años de experiencia profesional a sus espaldas ha visto
nacer “a media Ceuta” y aunque semejante hazaña la ha
realizado de forma callada, alguien se ha acordado de ella y
el Congreso de los Diputados ha aprobado la concesión de la
Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo.
Nona se jubiló hace diez años, antes de la edad ya que
podría haber ejercido hasta los 70 años, porque “tenía que
cuidar de mis padres que estaban ya muy mayores” pero
asegura que dejar el hospital le resultó muy difícil.
No ha tenido hijos pero se le ilumina la cara al hablar de
las miles de mujeres a las que ha ayudado a parir: “traer
niños al mundo es una sensación maravillosa” afirma mientras
recuerda lo duro que era asistir a las parturientas hace
cuarenta años cuando no tenía coche ni había medios
materiales adecuados para los partos a domicilio. “He
llegado a atender un parto con la única luz de una cerilla y
no era extraño el uso de las velas en una época en la que
había muchísima pobreza”, explica emocionada.
A sus 76 años esta ceutí es una entusiasta del trabajo de
matrona que apuesta sin lugar a dudas por el uso de las
nuevas tecnologías para facilitar el parto a las mujeres.
“No hay que tener ningún miedo, traer niños al mundo es algo
fisiológico, es lo más normal del mundo y no hay sensación
comparable a la que sientes cuando tienes a un bebé recién
nacido entre tus brazos”.
A pesar de los años no ha perdido la ilusión por un trabajo
que le atrajo desde los quince años: “yo siempre estuve muy
familiarizada con los hospitales y hay tradición sanitaria
en mi familia pero decidí ser matrona un día que vi a una
mujer pariendo”, explica.
Reconoce que en una sala de partos se viven momentos de todo
tipo “aunque sobre todo de felicidad porque traes una
criatura nueva al mundo” y manifiesta sin pudor su
admiración por las mujeres de las que dice que son mucho más
fuertes que los hombres.
Desde que supo que había sido distinguida con esta medalla
no ha hecho más que recibir llamadas de felicitación de todo
el mundo: “me ha llamado el presidente, el delegado, el
director del Ingesa y ¡hasta el ministro de Trabajo!, creo
que no soy merecedora de esta distinción pero estoy muy
contenta y muy agradecida”, señala.
Todavía no sabe cuándo recibirá la medalla pero el propio
Jesús Caldera, titular del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, le ha dicho que la entrega será en persona y en
Ceuta “pero no me ha dicho cuándo visitará la ciudad”,
explica casi sin creérselo.
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