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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / EL OASIS

Juan Vivas en CNN+
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Juan Vivas viajó a Madrid, el jueves pasado, por atún y a ver al duque. Y parece ser que el presidente quedó satisfecho de cómo se desarrollaron las dos finalidades que le llevaron a los madriles.

La primera, es decir, su paso por el ministerio de Administraciones Públicas fue positivo y su reunión con el ministro, Jordi Sevilla, evidenció que habrá nuevos diálogos para arreglar las desavenencias surgidas por la carta desabrida que envió el MAP a la Ciudad.

A Juan Vivas resulta complicado negarle nada cuando se pone a pedir. Pues lo hace revestido de esa capa de humildad que desconcierta a la par que agrada a quien oye sus peticiones. Me recuerda la forma de ser de Vivas a un delegado de fútbol que incluso en los peores momentos y ante arbitrajes nefastos contra su equipo, sacaba a relucir su sonrisa y le regalaba el oído al tío que momentos antes le había birlado los puntos. Así, en cuanto se le presentaba la ocasión al árbitro, el equipo de aquel delegado tenía asegurada la victoria.

La segunda finalidad, muy importante, era presentarse en los estudios de CNN+. Allí Antonio San José esperaba a Juan Vivas para entrevistarle en un programa llamado Cara a Cara. Una entrevista de media hora de duración y con las preguntas dispuestas para que el presidente pudiera sacarle todo el rendimiento posible. Y a fe que rayó a gran altura.

Se le nota al presidente que anda ya muy placeado. Y ello se percibe en cuanto abre la boca y se pone a responderle al entrevistador. Lo hace sin gesticulaciones y mostrando naturalidad y grandes conocimientos de los temas por los cuales ha sido inquirido.

Las cámaras, siempre tan escudriñadoras y muchas veces malévolas, son magnánimas con Juan Vivas. Nos lo presentan como alguien sobrado de serenidad y cuyo saber estar se traduce en grandes dosis de confianza hacia su persona. Lo cual es una ventaja enorme para cualquier político. Algo que todos tratan de conseguir y, desde luego, pocos son los que lo logran.

La televisión, que tira abajo tantas posturas ganadoras, es complaciente con el presidente de Ceuta. Lo recrea sin hacerle perder un ápice de sencillez y le permite que se exprese mejor que lo hace habitualmente cuando interviene en las televisiones de su tierra.

Tal vez porque actuando en casa su único objetivo es cumplir con el expediente. En términos taurinos, cabría decir de él que se limita a hacer faenas de aliño. De ahí que ante San José, periodista veterano y sapiente, tuviésemos la ocasión de ver al Vivas de las grandes ocasiones. Un Vivas capaz de explicar detalladamente y en menos que canta un gallo los problemas de una Ceuta desconocida para muchos.

Y lo cuenta todo de manera muy creíble. Y credibilidad es lo que necesita Ceuta. Credibilidad de que aquí vivimos con nuestros problemas, pero que no somos un problema para nadie. Que esta ciudad, por encima de sus diversidades y de su misteriosa buena convivencia, es un ejemplo.

Que ni siquiera haber sido el primer muro de la inmigración, le ha hecho perder la calma a sus habitantes. Y que vivir en esta tierra, miren ustedes, permite disfrutar cada día de efectos singulares. Claro está que no todo es color de rosa y que esta ciudad merece que sus gobernantes trabajen por ella a destajo.

Por tal motivo, me imagino que Juan Vivas se habrá dado cuenta de la responsabilidad que tiene contraída con un pueblo que se le viene entregando, casi mayoritariamente, desde hace años. Y que esa responsabilidad en vez de atenazarle o de situarlo por encima del bien o del mal, ha de estimularlo para convertirse en el mejor gobernante de todos los tiempos en la defensa de Ceuta. Todo depende de él.
 

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