Expliquemos una de las
definiciones que di sobre Desinformación: La demonización o
satanización consiste en identificar la opinión contraria
con el mal, de forma que la propia opinión quede ennoblecida
o glorificada. Hablar del vecino como de un demonio nos
convierte a nosotros en ángeles y las “guerras santas”
siempre serán menos injustas que las guerras, a secas. Por
otra parte, algunas palabras y expresiones no admiten
réplica ni razonamiento lógico: son los llamados adjetivos
disuasivos, absolutamente contundentes y obligan a someterse
a ellas.
Su contundencia eclipsa toda posible duda: la constitución o
la integración europea es, por ejemplo, irreversible. La
misma aplicación tienen los adjetivos incuestionable,
inquebrantable, inasequible, insoslayable, indeclinable y
consustancial. Su maximalismo sirve para remachar cualquier
discurso y crear una atmósfera irrespirable de monologías.
Además, según Noam Chomsky, muchas de estas palabras suelen
atraer otros elementos en cadena formando lexías: adhesión
inquebrantable, inasequible al desaliento (incorrecto, ya
que inasequible significa inalcanzable, inconseguible),
deber insoslayable, turbios manejos, legítimas aspiraciones,
absolutamente imprescindible... Lexías redundantes, como en
totalmente lleno o absolutamente indiscutible, inaceptable o
inadmisible.
El esoterismo es la tendencia al enigma y al oscurantismo en
la expresión, que es sibilina, ambigua y enredada, cercana a
las razones que ni atan ni desatan o bernardinas, de forma
que cualquier interpretación es plausible y, por lo tanto,
errada. Por ejemplo, es habitual entre los políticos hablar
de las reglas de juego, pero nadie dice cuáles son; también
se habla del marco institucional, pero nadie ha descrito ese
marco; tampoco existe quien lleve el empadronamiento de las
llamadas familias políticas, etc.…Las palabras del político,
además, abusan del léxico abstracto, toman segundos acentos
enfáticos al principio o en los prefijos y se alargan
mediante procedimientos inútiles de derivación: ejercitar (y
mejor, é-jercitár) por ejercer, complementar por completar,
señalizar por señalar, metodología por método, problemática
por problema... Son característicos los verbos ‘ampliados’
viciosamente con el sufijo –izar, como judicializar por
encausar, criminalizar por incriminar, concretizar por
concretar, sectorializar, potencializa… se trata de hablar
mucho sin decir nada.
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