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OPINIÓN - VIERNES, 1 DE DICIEMBRE DE 2006

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
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Hubo un Delegado del Gobierno, en nuestra tierra, que dijo: “que serías considerado un buen delegado si te sometías a los deseos de unos pocos. Si no lo hacías terminarías siendo un mal delegado”. Y es que aquí, en esta tierra donde nos parieron, existe un grupito de personajes que creen tener el poder de decidir sobre todos los asuntos, incluidas las decisiones que tiene que tomar, en determinados momentos, el Delegado del Gobierno que siempre deberán favorecerles. De no ser así, el delegado no es un buen delegado y hay que ir contra él.

Al actual Delegado del Gobierno, García Arreciado, no le ha hecho mella en su toma de decisiones, como debe ser, la postura tomada por ese grupito y ha ido poniendo a cada quisqui en el lugar que le corresponde. Lo que, por supuesto, ha incomodado al grupito en cuestión. Pues apañados van los componentes del grupito. A servidor, que este grupito se sienta mal y le hayan puesto en el lugar que le corresponde, le da una gran satisfacción el ver como le bajan los humos.

Los otros días, García Arreciado, ante los compañeros de los medios se sacó una frase que me hizo reír: “A la política se viene llorando. Este es un viejo aforismo de mi generación”. La ironía fina, empleada, en determinados momentos, para hacer una critica es algo que no está al alcance de todos.

Cierto es que a la política se viene llorando, porque como decía la sabia de mí abuela: “el que no llora ,no mama”. Y los políticos se tienen que pasar la vida llorando a moco tendido para obstener ciertas gracias que repercuta en beneficio de los que ellos creen necesitan sus ciudades. Pero esto debe ser como en “El Precio Justo”... y sin pasarse...

Me estaba pensando, el gran político que hubiese sido Jeremías. Pues todo el mundo dice “lloras más que Jeremías”, Ahora, política de verdad, de las de hacen época, hubiese sido mi prima Eudovigis, que se pasó toda la vida llorando. Cómo sería su llanto, que toda la familia decía que mi prima “era un mar de lágrimas”

Además, por si fuese poco, hasta se dice en una canción “Lloremos, lloremos, lloremos para ser algo en la política, llorando, llorando, usted puede ganar”. O sea que viendo la cosa esta de las lágrimas, desde que uno nace, se puede saber si va a ser o no alguien en la política. Qué el niño o la niña, por el asunto de la pariedad, nace llorando a moco tendido, carrerón político al canto. Que el niño o la niña, volvemos al asunto de la pariedad, no echa una lágrima, esos tienen en política menos porvenir que un pingüino en el desierto a sesenta grados a la sombra en el mes de Enero.

También hay que tener mucho cuidado, con todos aquellos que llegan a la política echando lágrimas de cocodrilos. Esos son auténticos peligros incluso para sus compañeros de partido a los que, como cuentan las historias, lloran y en cuanto se acercan les pegan un bocado que acaban con ellos, Que conste en acta, que me sé de más de uno, compañero de partido, que ha caído, bajo las mandíbulas del “cocodrilo”. ¡Será por “cocodrilos llorones”!

Bromas a un lado, me da la sensación, no extraña que, García Arreciado, siempre sacará a relucir la ironía fina en el momento justo. ¡Que grande es saber utilizar la ironía!
 

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