No puede ser de otro modo. Pese a
que las posiciones sobre las propuestas realizadas para una
mayor capacidad de gestión, a priori, no son coincidentes,
la reunión celebrada ayer entre el ministro para las
Administraciones Públicas y el presidente de la Ciudad
Autónoma de Ceuta, ha servido para no perder el hilo
conductor con el que toda buena negociación debe contar para
alcanzar finalmente un acuerdo satisfactorio para las
partes.
Una reunión conveniente, interesante desde el punto de vista
de las relaciones cordiales, pero una reunión al fin y al
cabo que deja abierta la puerta de futuras negociaciones.
El encuentro entre Sevilla y Vivas en la sede del MAP ha
servido de preámbulo para la celebración de una sesión de la
comisión mixta de transferencias en la que participan Ciudad
y Estado presidida por Ana Leyva, secretaria de Estado de
Cooperación Territorial y co presidida por Juan Vivas como
jefe del Ejecutivo autonómico ceutí.
Aún queda mucho, es cierto, para ser iguales entre los
iguales. Ni somos todavía Comunidad Autónoma, ni contamos
con la capacidad de autogobierno de la inmensa mayoría de
autonomías de nuestro país. Ceuta es la autonomía con menos
competencias de España y aún así se nos sigue negando el pan
y la sal. Recordemos que sólo en Urbanismo, cualquier ciudad
de nuestro país -decimos ciudad, no comunidad autónoma-
cuenta con mayor capacidad y competencia que la nuestra,
situación que causa sonrojo cuando se comprueba la voluntad
decidida (que es bastante poca) de quienes tienen la
potestad de otorgar a Ceuta el autogobierno mínimo que puede
concebirse para considerarse, en serio, una autonomía cuanto
menos parecida a otras.
Si esto es así ahora, que no ocurrirá cuando se plantee la
reforma estatutaria que ya está en su etapa última y final.
Digamos que quedamos a la espera de una evolución positiva
de los acontecimientos para determinar el grado de voluntad
política existente entre los unos y los otros para beneficio
de Ceuta.
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