Ya nadie sabe exactamente lo que
dijo Diego López Garrido sobre los estatutos de autonomía de
Ceuta y Melilla, y si lo dijo hace una semana o hace un mes,
y si fue en Cantabria o en el jardín de su casa. Nadie sabe
lo que dijo López Garrido pero muchos se han apresurado a
opinar sobre una cuestión que casi destila tintes
surrealistas. Una vez confirmado que las declaraciones del
portavoz socialista se produjeron en el seno de un curso
titulado ‘Constitución y reforma de los Estatutos de
Autonomía’, en una pequeña localidad cántabra, Reocín, y
dentro de los ciclos que imparte en verano la Universidad de
Cantabria (la de Santander como tal dejó de existir con la
adquisición de rango autonómico de Cantabria) ya tenemos el
contexto. Pero lo más curioso es que en ese curso, que duró
seis días, estaba también Juan José Imbroda, jefe del
Ejecutivo melillense, que ha rechazado categóricamente que
la Ciudad Autónoma que preside no deba ampliar su estatus
legal debido a su tamaño, que sigue importando y mucho.
Imbroda no dice nada en ese momento pero un mes después,
sale a la palestra una valoración negativa de la reforma del
Estatuto ceutí y melillense realizada por el portavoz
socialista treinta días antes. Julio, norte de España,
ponencia universitaria. Intervención que no queda registrada
en ningún soporte. ¿Se le supone intención política en caso
de haber dicho lo que se supone que dijo? ¿Lo hizo delante
de los asistentes al curso? ¿Alguien le dijo algo? ¿Lo hizo
en un descanso? ¿En el servicio? ¿En la cafetería? Después
del contexto solo quedan preguntas por hacer en plan ‘Cluedo’.
Salvador de la Encina dice ahora que López Garrido nunca
dijo lo que se le atribuye estos días que dijo hace un mes.
Aquí no hay quién se entienda pero entre pitos y flautas,
López Garrido se ha alzado como protagonista indiscutible de
la actualidad de Ceuta. Y todo por algo que nadie ha
escuchado. Porque si ese alguien existe, que se comunique,
por favor.
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