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OPINIÓN - MARTES, 29 DE AGOSTO DE 2006

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

La moral de la pamplina
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

No hay nada más cargante ni más proclive al chiste fácil que esa babosería existencial que se ha dado en llamar “profesionales de la buena conciencia”, existencial e institucional. Será que, el farisáico “buenismo” está presente al nivel de las más altas instituciones de la Nación.

Y eso me recuerda al autor noruego Ibsen cuando decía que su patria, Noruega, era una inmensa bola de nieve, blanca y pura, pero rellena de podredumbre y fetidez. Larga nuestra tracidión cristiana en sepulcros blanqueados, hasta el punto que, el propio ex ministro Bono que dejó el ministerio, pero que supongo que le habrá quedado una paguita muy respetable, en el colmo del pelotilleo y la pamplina, se atrevió a decir en una entrevista que, el Zetapé es un laico, pero que sus valores son cristianos y eso no hace falta que lo afirme José Bono, porque ya vimos al Zetapé y a su familia asistir con fervor y comulgar en la gran misa valenciana de nuestro Sumo Pontífice.

¿A que viene ese gesto despectivo que adivino en sus semblantes? ¿Qué estoy faltando a la verdad y tratando de venderles una moto? Vale. El de las vacaciones a nuestra costa en el palacio de la Mareta no asistió a la misa, porque es ateo y tiene todo el derecho a serlo, yo he soltado un simple eufemismo bienintencionado. Pero es el ex ministro Bono el que, rizando el rizo de la pamplinería, ha tratado de venderle a los votantes católico algo tan irreal como las presuntas virtudes y valores cristianos de un ateo. En plan rasca-y-gana- el-voto, porque se avecinan las elecciones y un ateo vende poco y mal.

El laicismo de salón vende entre la gentuza de Izquierda Unida, es decir, entre el marxismo cochambroso y zarrapastroso y entre el pijerío del progresismo de salón, tan profesional de la buena conciencia. ¿Un ejemplo? La Ministra de Sanidad que anda enzarzada en su peculiar cruzada anti tabaco, cuando los fumadores seguiremos fumando porque nos sale de la punta del cipote, con perdón de la palabra y dedicando un cariñoso recuerdo al cipote de Archidona, monumento patrio glosado por el mismo Camilo José Cela. Sabemos los riesgos que corremos, pero los asumimos desde nuestro derecho a equivocarnos, porque no creo que, los cagados por el 11M votaran para gozar de un Estado Policial, lleno de prohibiciones que afectan incluso a algo tan íntimo y sagrado del ser humano como el derecho a disponer libremente de nuestros pulmones :Ministra :En los pulmones de los fumadores mandamos los fumadores y vaya usted a ocuparse y preocuparse del control sanitario y epidemiológico de la avalancha de africanos, que eso si que es un riesgo flagrante para la salud pública colectiva.¡ Tía pamplinas!.

No se puede vivir ni respirar en la moral de la pamplina. Causa más daños al sistema respiratorio que el humo de un fragante marlboro, porque el pamplineó si que asfixia y quita oxígeno hasta dejarnos cianóticos y exhaustos. Es insoportable. Y farisáico. ¿se habrá parado a pensar la ministra pamplinera en la zozobra de los detenidos en los calabozos de las comisarías y juzgados de nuestra España? Antes de estar prohibido los propios guardias ofrecían a los encarcelados un cigarrito, para aliviar la tensión y la espera, una calada de esperanza, un sabor familiar, un alivio. Pero los progres de salón , ante quienes Ibsen con su bola de nieve hubiera alucinado, no hacen mal uso de las virtudes lacrimosas como son la compasión y la caridad y jamás se detendrán en detalles tan nimios como el consuelo a un preso. Para ellos eso es mierda y no vende en el telediario. El “gesto” que vende es joder a los hosteleros y coaccionarles con la ley Antitabaco de los cojones.

Llegan los africanos y nos los zampan en las calles de nuestra ciudades, sin pararse a pensar en riesgo de enfermedades o epidemias, claro, para ser cauto y prevenir, para ser precavido hay que pensar y estos piensan menos que mi mascota . ¿Qué estoy diciendo? Mi mascota es un prodigio de lógica y de inteligencia ¿Qué dicen? ¿Qué si tengo un gato o un hamster? No. Tengo un jabugosaurio con pedigrí, ya saben, una genuina mezcla entre dinosaurio y cerdo ibérico. ¿Qué si lo compré en una tienda de animales? No. La verdad es que lo robé y lo digo porque el delito ha prescrito. Me llevé a mi jabugosaurio de un parque temático de Sevilla, fue más que un robo, un hurto, porque no empleé violencia contra las personas ni fuerza en las cosas ¿Qué si no rompí alguna valla para sacarlo del parque temático? No. Le saqué por la puerta disfrazado con un chandall del logroñés.

Pues les digo a ustedes que, mi jabugosaurio tiene más valores y es más auténtico, dentro de que es semicaníbal y como bellotas y gatos del vecindario, es más cabal y más español que los de la moral de la pamplina. Español porque sus antepasados se merendaban con hombres de Atapuerca y mi Mígue, que es como se llama (no Miguel sino Mígue) cada vez que ve en la tele al Paquirrín se relame de pura gula. Y racial porque procede también genéticamente del cerdo ibérico, aunque sentimentalmente es muy antinacionalista, de hecho, ve a sus primos en las manifestaciones de los batasunos y le entra un frenesí de furor y reniega de ellos porque dice que los nacionalistas vascos y catalanes son el peor ejemplo de la raza porcina, un descrédito para los auténticos cerdos ibéricos que son animales de principios.

¿Qué si mi Mígue, criaturita, es pamplinero? No. Tiene la moral de lacedemonio, nacido para el combate y le tiene prometida unas buenas dentelladas a la ministra de sanidad y a los nacionalistas. A la de sanidad por mamonear con el humo mientras que, por la puerta de atrás puede que nos estén entrando todo tipo de enfermedades y nos encontremos en alerta roja epidemiológica y a los nacionalistas por ser quienes son y mi Mígue no explica más porque es de natural reservado.

¿Qué como va a ser reservado si permite que yo le pasee por las playas del Palo ataviado con un chandall del logroñés? Es que va de incógnito y aunque le gusta cuidar su apariencia, mi jabugosaurio, ni es farisáico ni es pamplinero y en eso supera con creces a los profesionales de la buena conciencia, al menos moralmente. Y es que mi Mígue es muy cañí.
 

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