Cuando se intenta lavar una
imagen, es signo inequívoco, de que la imagen está
deteriorada.Por qué se deterioran las imágenes. La pregunta
puede tener varias repuestas pero, normalmente, las imágenes
se deterioran por el paso del tiempo o por la sencilla razón
deque, se le haya pintado con una capa fina de pintura que
con la lluvia ha ido desapareciendo, hasta dejar a la imagen
tal y como era sin esa capa de pintura.
Para recuperar esa imagen, no cabe más solución que
contratar a un imaginero, que le vuelva a dar la belleza que
antes tenía. Cosa bastante difícil porque ya no quedará lo
mismo, por muy fino que hile el imaginero. La pintura
empleada, sin discusión alguna, nunca alcanzará la
perfección de la original.Y eso, contratando al mejor de los
artistas restauradores de imágenes.
Imaginense si al artista qué se contrata, para lavar la
imagen y devolverle todo el explendor que tuvo antaño, lo
primero que tiene que hacer es lavar la suya que está
bastante deteriorada. Fracaso seguro. Esa clase de artista
cuya imagen está más deteriorada que la que le tiene que
darle el lavado de cara, dificilmente podrá realizar el
trabajo.
A veces, a igual que esas imágenes de las que hablamos, las
imágenes de los políticos, por el desgaste que supone el
poder, también es necesario hacerle un lavado de imagen,
para que recuperen ese deterioro que han tenido que sufrir
con el paso del tiempo.
Para ello, los políticos o los que juegan a ser políticos,
que tampoco hay que abusar del asunto, contratan a un asesor
de imagen.
El asesor lo primero que hace, es un estudio del personaje,
antes de iniciar el lavado de cara al que le tiene que
someter. Una vez realizada la mencionada operación y
habiendo estudiado a fondo al personaje, procede a actuar.
A veces, simplemente, basta con un cambio de look, dándole
otra forma a la manera de peinarse, recortarle un poco más
el bigote, cambiarle los movimientos que realiza cuando
habla o haciéndole sonreír de otra forma diferente a la
habitual.
Los grandes políticos, llamando grandes políticos no sólo al
que gobierna sino al equipo que tiene detrás, suelen traerse
esta clase de asesores de los américanos de América y, hasta
ahora, han dado unos excelentes resultados.
El problema, a la hora de elegir a esa clase de asesores, lo
tienen los politiquillos de medio pelo, aquellos a los que,
la tómbola de la vida les dio la gorra y el pito con mando o
como decía la sabia de mí abuela: Dios le da pañuelos a los
que no tienen moco.
Estos personajillos, a la hora de elegir a esa clase de
asesores, apuestan por algún amiguete con cierta experiencia
en determinados campos que, precisamente, no son los de
asesores de imagen. Porque de haber sido asesores de
imágenes, lo primero que deberían haber hecho, estos
amiguetes, es lavar la suya que bastante deteriorada está.
Ahora hay que reconocerles, a estos amiguetes, su capacidad
de distraer la atención de ciertas actuaciones para que se
fijen en otras que dejan o cree él que es así, en buen
lugar, al personajillo al que hay que darle un lavado de
imagen.
Eso no es más que querer tomar por tonto al personal
insultando su inteligencia. Lo que es real, no se puede
disimularon una manita de pintura que, a la primera de
cambio, con la caída de un par de gotas, se vendrá abajo y
dejará al descubierto la gran mentira de ese lavado de cara
de la imagen del politiquillo en cuestión.
Díje, por activa y por pasiva que, a muchos de estos
politiquillos de medio pelo o del tres al cuarto, como
ustedes los prefieran llamar, cuando se les cayera la careta
tras la cual se ocultan esos lobos con piel de cordero, iban
a dejar al descubierto toda la maldad, la falsedad y la
hipocresía que llevan dentro, por muchos asesores que
quieran contratar, para tratar de mejorar lo que, de ninguna
de la maneras es mejorable.
Quizás la falta de tiempo, no digo de dinero, porque dinero
tienen, les hacen no contratar a uno de esos asesores
américanos de América y porque, además, esas contratación
sería un gran escándalo al ser realizada por uno de esos
politiquillos de medio pelo o del tres al cuarto.
Se recurre, pues, a tratar de conseguir el asesoramiento de
algún amiguete que de eso no sabe mucho pero que, de
chanchullos sabe una jartá y, por medio de esos
conocimientos de chanchullo, igual les pueden dar ese lavado
de cara que necesitan.
Y empieza el juego, de esos amiguetes especialistas en
chanchullos que, además, tienen el total convencimiento
deque el personal es tonto con balcón a la calle.
Lo primero es buscar un estómago agradecido, que escriba o
diga de aquel al que le tienen que lavar su imagen, que es
el no va más de las inteligencias políticas de este fermoso
pueblo, a lo que hay que añadir las dotes de buena persona,
siempre dispuesta a ayudar a los demás con la sencillez y la
nobleza que, durante toda su vida, le han caracterizado.
¡Anda ya, chalao!.
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